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Revista

¿Qué pasa con nuestro cuerpo cuando nos desenamoramos?

Cuando nos desenamoramos, el cerebro -principal órgano del cuerpo junto con el corazón-, experimenta una drástica reducción de las sustancias químicas que incentivan ese “amor ciego”.

13/02/2021

Existe un viejo refrán que podría servirnos como disparador de este tema: “Así como llegó, se fue”. Podríamos emplearlo para referirnos a un “touch and go” (toco y me voy) o a una relación sexual/amorosa efímera, lo cierto es que refleja una situación fugaz y nos abre el camino para tratar de respondernos un interrogante bastante común y recurrente en la vida: ¿por qué a veces “el amor” se nos va de golpe?. Cuántas veces en nuestra vida nos preguntamos “¿cómo puede ser que habiendo estado tan enamorada/o, hoy no sienta nada?”. La realidad, es que para esto existen una explicación fisiológica y otra, psicológica.

Este tema ha sido muy estudiado en las últimas décadas por la neurociencia y la psicología, llegando ambas disciplinas a conclusiones parecidas. Cuando nos desenamoramos, el cerebro -principal órgano del cuerpo junto con el corazón-, experimenta una drástica reducción de las sustancias químicas que incentivan ese “amor ciego”, pasional e idealizado, típico de la etapa inicial de cualquier relación de pareja.


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Los neurocientíficos aseguran que lo que sucede es lo mismo que cuando una persona se enamora, pero completamente al revés. Cuando uno rompe con una pareja, no hay lugar o circunstancia en la que no se involucre al ex. Eso desencadena una actividad en las neuronas del núcleo caudado y el área ventral, que son las mismas que responden a los efectos de las adicciones como, por ejemplo, la nicotina.

Esa zona del cerebro sigue esperando su dosis de dopamina que, al ya no obtenerla, entra en una etapa de abstinencia, la misma que lleva a las personas a actuar impulsivamente y, muchas veces, a hacer cosas de las que luego se arrepienten, como llamar a un ex un día de soledad a cualquier hora de la madrugada.

Al respecto, Lucy Brown, una neurocientífica de la Universidad de Medicina Einstein en New York (Estados Unidos), explicó que “el rompimiento del romance es más extremo que cualquier otra forma de rechazo social, pues ese estímulo va ligado a la parte más primitiva del cerebro”.