Santiago del Estero, Sábado 04
Mayo de 2024
X
Opinión y Actualidad

El cepo a la carne muestra un país sin rumbo

La producción ganadera necesita para crecer un marco macroeconómico que de la posibilidad de inversiones de largo plazo a todos los que participan en la cadena.

24/05/2021

Por Gustavo Oliverio
Para La Nación

Cuando en el seminario de mayo de 2002 de la Fundación Producir Conservando (FPC) planteamos el potencial de producir 100 millones de toneladas de granos y exportar un millón de toneladas de carne bovina para el 2010 también marcamos las limitantes para que ello ocurriera.

Si bien es cierto que aún persisten muchas de las limitantes planteadas hace casi 20 años, en la producción granaria se cumplió la proyección y luego superamos esa cifra, llegando a un promedio de 132-134 millones de toneladas las últimas tres campañas, a pesar de un ligero estancamiento tanto en área sembrada como en producción en los últimos años.

Lo que no pensamos nunca es que tardaríamos 10 años más de lo previsto en acercarnos a exportar un millón de toneladas de carne, ya que recién en 2020 logramos exportar 920-930 mil toneladas equivalente res con hueso, luego de una significativa caída de las exportaciones entre 2008 y 2016 donde estábamos en un promedio de 200.000 toneladas esos años y por debajo de las exportaciones de Uruguay y Paraguay.

Sin duda la producción ganadera necesita para crecer un marco macroeconómico en el país que no hemos tenido, que de la posibilidad de inversiones de largo plazo a todos los que participan en la cadena de carnes.

En 2014, Fernando Canosa nos planteaba en su trabajo realizado para la FPC, poder alcanzar en 2020 un potencial de producción de cinco millones de toneladas y aumentar fuertemente las exportaciones. Lejos estamos de estos números aún y en los últimos días asistimos a la decisión por parte de las autoridades económicas del cierre de las exportaciones de carnes por 30 días, para asegurar un consumo interno con menores precios

La pregunta del millón entonces es: ¿En la Argentina, necesitamos comer mucha carne y barata o necesitamos exportar más, ingresar dólares a la economía, generar confianza e inversiones, promover nuevos empleos y disminuir la pobreza?

La cadena de carnes planteó en 2017 poder alcanzar cuatro millones de toneladas de producción de carne vacuna en 2025, exportar 1,2 millones de toneladas (US$3500 millones ) y mantener estable el consumo interno. Para lograr estas cifras, solo en la industria se generaban 40.000 empleos formales nuevos y había que invertir algo más de 2000 millones de dólares.

El camino a seguir

El consumo interno de carne vacuna está estable en 55-60 kg por habitante por año desde hace 10 años. Es de los más altos del mundo y complementario a la avicultura (40/45 kg), la carne porcina (15 kg aproximadamente) y el pescado 4,5-5 kg. De esta forma los argentinos incluimos en nuestra dieta entre 115 y 120 Kg per cápita de carnes, uno de los valores más altos a nivel global y característico en esos niveles de consumo, de países de un PBI por habitante mucho mayor al nuestro.

Experiencias de intervención en el mercado de alimentos con controles de precios, cupos o restricciones de exportación etc, realizadas reiteradamente y hace pocos años confirman que no solo no se logra bajar los precios, sino que por el contrario los mismos tienden a aumentar por una disminución de la producción y, por lo tanto, la generación en el corto plazo de una menor oferta.

Con la decisión del cierre de exportaciones de cualquier producto y sobre todo de alimentos, se produce el no cumplimiento de contratos vigentes que generan desconfianza y poca previsibilidad para los compradores, que normalmente buscan rápidamente otros proveedores en el mundo.

Muchos años de trabajo son necesarios para fidelizar compradores de alimentos del exterior que se pierden rápidamente con estas medidas sin sentido, que no lograran además el objetivo que se proponen y generan desconfianza en quienes producen y exportan carne.

La experiencia de lo ocurrido hace poco tiempo atrás con el trigo y la carne vacuna marcan que este no es el camino correcto. El problema por estos días no es el precio de la carne o los alimentos, el problema es, entre muchos otros, el control de la inflación.