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Opinión y Actualidad

Sextorsión: engaño y estafa

Esta modalidad delictiva creció considerablemente en los últimos 18 meses y cada vez son más los ataques e incidentes de apuntados a jóvenes de entre 12 y 18 años.

12/10/2021

Por Gabriel Zurdo
Para Infobae

Las estafas de sextorsión no son nuevas y en los últimos 18 meses han evolucionado drásticamente. Muchas de ellas consisten en técnicas de engaño digital y se despliegan al azar lanzando millones de mails por hora desde servidores clandestinos y anónimos con base en información y contenido reales. Estos son producidos dentro de una relación de confianza que, una vez rota, facilita la viralización de las imágenes o a partir de un engaño en manos de un estafador que induce y manipula a su víctima.

Se les llama estafas de sextorsión porque hay un elemento de comportamiento sexual en ellas, algo que los estafadores destacan como indeseable y vergonzoso. lo alarmante del caso es que cada vez son más los ataques e incidentes de apuntados a jóvenes de entre 12 y 18 años y, probablemente, esto se deba a los efectos colaterales de COVID-19 y la híper-conectividad a la que nos obligamos.

Históricamente, las víctimas de este tipo de estafas eran mujeres jóvenes, típicamente atacadas por alguien con quien salieron en la vida real o conocieron online y que estaba en posesión de imágenes privadas o sexuales de ellas. Hoy los ataques de sextorsión pasaron a tener un crecimiento inusitado y se dirigen a personas que nunca habían tenido contacto previo con su perpetrador.

La mayoría de los estafadores solicita el pago en criptomonedas, generalmente Bitcoin, que representa una opción de pago conveniente por su poca o ninguna regulación legal en diferentes países. Esto lo convierte en una opción perfecta para actividades delictivas.

La extorsión, y especialmente los correos electrónicos de “sextorsión”, son cada vez más frecuentes y pueden ser extremadamente alarmantes cuando se reciben, en general, a altas horas de la madrugada. Dichos correos y mensajes suelen incluir datos de la vida real de las víctimas como: relaciones de pareja paralelas, amantes, actividades en sitios de citas como Tinder, eHarmony o de contenido erótico Onlyfans, Just for fans, de pornografía, etc.

Este chantaje generalmente comienza con conversaciones online normales, luego, si el delincuente logra trasladar a la víctima a una plataforma más privada, las conversaciones se vuelven personales y sexuales. Este tipo de actividad aumenta en plataformas como Omegle, Snapchat o Instagram y luego la comunicación se traslada a Whatsapp, Google, Hangouts, Discord o Skype donde los jóvenes son obligados a desvestirse frente a la cámara.

Cuando se trata de menores, estos pueden tener la impresión de que la persona del otro lado es otro menor que se interesa por ellos. Se sabe que los delincuentes van tan lejos como para usar videos pregrabados, como por ejemplo, una adolescente que se desviste para convencer a los jóvenes de que hagan lo mismo. Los chats de video se graban en pantalla y las imágenes o videos resultantes se utilizan para sextorsionar al adolescente.

Este tipo de estafas se basan en gran medida en amenazas, a menudo directas o implícitas. Las amenazas directas incluyen enviar el video capturado de la víctima a amigos, familiares y compañeros de trabajo. Algunas incluyen amenazas adicionales, como decirle a la víctima que el malware, que puede rastrear la actividad, se instaló en su computadora y que su dispositivo se bloqueará si intentan hacer algo. Las amenazas implícitas son más subliminales. Estos incluyen pensamientos sobre lo que podría suceder si la víctima estuviera expuesta a amigos y familiares, por ejemplo, resultando en vergüenza, pérdida de una relación o de un trabajo.

Dichas amenazas están diseñadas específicamente para evocar miedo, que es un poderoso impulso primario que puede comprometer gravemente el pensamiento racional y la toma de decisiones cuidadosa. Además, algunas personas experimentan el miedo con más intensidad que otras y, por lo tanto, serán más reacias y querrán cumplir para que desaparezca rápidamente.

Muchos ejemplos también incluyen un segmento sobre por qué una víctima no debe hacer la denuncia a las autoridades; enfatizado que lo hecho es inmoral. El propósito de esto es dejar a la víctima indefensa. Al recordarle a la víctima que no hay nada que pueda hacer al respecto, aumenta la probabilidad de renuncia y eventual cumplimiento.

Las víctimas no tienen forma de investigar si una explicación que les da el estafador es creíble. El miedo hará el resto, lo que llevará a decisiones irracionales alimentadas por la vergüenza. ¿Qué hacer entonces? Lo mejor que se puede hacer en cualquier situación en la que las emociones son altas es no desesperar y compartir la experiencia con gente de confianza, informar a las autoridades y obtener soporte y ayuda. Incluso si existe una alta probabilidad de que la amenaza sea real y no solo una estafa.