El tercer viernes de octubre se celebra el "Día Internacional de Concienciación sobre los Trastornos del Desarrollo del Lenguaje"
El trastorno del desarrollo del lenguaje o DLD es una condición neurológica que incide en el desarrollo de las habilidades del lenguaje (comprensión y capacidad para expresar ideas y pensamientos), que se manifiesta en los niños antes de los 4 años de edad que no tienen pérdida auditiva o discapacidad intelectual.
Anteriormente se denominaba trastorno específico del lenguaje. En un debate promovido por la Universidad de Oxford se llegó a la conclusión que dicho término no reflejaba fehacientemente dicha patología, dado que estaba asociado a otros aspectos como la memoria o la atención. En tal sentido se designó trastorno del desarrollo del lenguaje.
Una de las principales causas de este trastorno obedece a factores genéticos, resaltando que entre el 20 y el 40% de los niños afectados poseen antecedentes de discapacidades del lenguaje. Asimismo, existen otras condiciones que inciden, tales como Síndrome de Down, nacimiento prematuro, trastorno del espectro autista, daños en el sistema nervioso central (afasia) y discapacidades intelectuales.
Generalmente los niños desarrollan habilidades de comunicación verbal (habla y lenguaje), de acuerdo a su ritmo individual. Sin embargo, es importante determinar los siguientes signos o síntomas del trastorno del desarrollo del lenguaje:
Es fundamental el diagnóstico precoz de este trastorno por parte de un pediatra y otros especialistas médicos para un tratamiento oportuno, el cual variará en cada caso tratado. Se aplican diversas técnicas, tales como: Terapia del habla (se trabaja de manera individual el desarrollo de vocabulario y la gramática), Psicoterapia (para tratar problemas emocionales derivados de las dificultades en el lenguaje)
A continuación mostramos algunas recomendaciones básicas para apoyar a los niños que padecen este trastorno:
Por otra parte, en la prevención de este trastorno se recomienda mantener una buena nutrición durante el embarazo y la primera etapa de la infancia, así como el consumo de ácido fólico.