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Por qué la hipertensión arterial se duplicó en los últimos 30 años

Según un vasto estudio publicado en la revista The Lancet, la enfermedad se expandió al ritmo del crecimiento poblacional.

29/10/2021

La hipertensión arterial (HTA) es el factor de riesgo cardiovascular más frecuente que se produce por el aumento, sostenido en el tiempo, de la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias.

Es una enfermedad que afecta a 1 de cada 3 personas adultas y generalmente no da síntomas y, si no se diagnostica y no se trata, provoca frecuentemente complicaciones graves como el infarto de corazón, el accidente cerebrovascular o la necesidad de diálisis por daño renal y otras dolencias.

En Argentina, como ocurre en todo el mundo, la HTA está en aumento. Su prevalencia en nuestro país aumentó considerablemente entre los años 2009 y 2016, aumento reflejado en los estudios epidemiológicos RENATA I y RENATA II. Este último registró que el 36,3% de la población adulta en nuestro país presenta niveles altos de presión arterial. No obstante, el 38,8% de hipertensos desconoce su condición. Y entre quienes la conocen, sólo una minoría está bien controlada. La prevalencia de HTA presenta una característica especial: es mayor conforme aumenta la edad. Puede ser del 12.2% en menores de 35 años y llegar al 77.4% en mayores de 65 años. Estas cifras son muy similares a las que se observan en el resto del mundo.

“Lo más preocupante de todas esta cifras en ascenso es que sólo una minoría está bien controlada. Hay un mal control del valor de hipertensión en tiempos de pre pandemia, por lo que seguramente el problema creció y las cifras aumentarán en un próximo estudio. El primer escalón para tratar la HA es conocerla. Conocer su nivel de presión arterial”, aseguró a Infobae la doctora Carolina Chacón médica cardióloga, investigadora clínica que integra el grupo científico de expertos de Estudios Clínicos LatinoAmérica (ECLA).

Se estima que en la actualidad la hipertensión arterial (HTA) afecta a entre el 25 y el 30% de la población mundial. Y los datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que en América Latina y el Caribe la HTA entre el 20% y el 40% de los adultos padece esta enfermedad, lo que representa unas 250 millones de personas. Cada año cerca de 1.6 millones de latinoamericanos mueren por estas enfermedades. Aún así, las tasas de control son inaceptablemente bajas.

“Un reciente estudio publicado en The Lancet refleja cómo la hipertensión arterial se duplicó en todo el mundo en 30 años en personas de 30 a 79 años. Esta investigación analizó más de 1000 estudios que incluyeron a más millones de pacientes en el mundo. Y lo que indica es que en 30 años se duplicó el número total de personas en el mundo con HTA. Es verdad también que también creció la expectativa de vida, pero la investigación dejó más números interesantes y preocupantes para analizar”, sostuvo Chacón, que es vicepresidenta del Comité de Prevención Cardiovascular y Epidemiología de la Federación Argentina de Cardiología y trabaja en el Instituto Cardiovascular de Rosario.

Según el estudio científico, la HTA creció de 331 millones de mujeres y 317 millones de hombres en 1990 a 626 millones de mujeres y 652 millones de hombres en 2019, a pesar de una prevalencia global estandarizada por edad estable. Esta nueva investigación internacional revela dos grandes datos negativos. Primero, en las últimas tres décadas, el número de adultos que viven con hipertensión en todo el mundo se ha duplicado, alcanzando ya los 1.278 millones de personas afectadas. El segundo indica que más de la mitad de ellos todavía no recibió ningún tratamiento médico. Según este informe de The Lancet, bajar la presión arterial puede reducir el número de accidentes cerebrovasculares en un 40%, los ataques cardíacos en un 25% y la insuficiencia cardíaca en un 50%.

“De acuerdo al trabajo, la prevalencia de la HTA es 32% en mujeres y 34% en hombres, según datos registrados en 2019, es decir antes de la pandemia. En porcentaje, es bastante similar a lo que pasaba 30 años atrás. Pero en cuanto a números concretos, creció mucho, al doble. Un dato interesante que se desprende es que la enfermedad bajó su prevalencia en países de altos ingresos. Y por el contrario, subió mucho en los países de bajos ingresos, con excepción de Perú. En general, Europa del Este, América Latina y Central y África tienen más prevalencia de HTA y peores controles de salud. Además, hay que tener en cuenta que el 50% de la población desconoce que es hipertensa”, precisó la especialista.

Y agregó: “En los países que tienen altos ingresos existe una prevalencia del 25%. De esos casos, están tratados el 80% y de esos pacientes tienen un óptimo control del a HA un 60%. En los últimos años han logrado bajar los números de casos porque promueven políticas de salud y acceso a los tratamientos, con alto componente cultural y educativo, que genera empatía para someterse a los cuidados y tratamientos. Pero de los países que tienen bajos ingresos, se registra una prevalencia de HTA que va del 45 al 60%. De éstos, solo el 40% está tratado. Y del total de hipertensos, solo un tercio está con la presión controlada, es decir que además de estar tratado, cumple con la toma de medicación y consumo de alimentos sanos, baja de consumo de sodio, además de hacer ejercicio frecuente y no fumar ni tomar alcohol”.

En Argentina la prevalencia es del 46% según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 4, realizada en 2018 y publicada en 2019. Lo cual evidencia que tenemos altos números de HTA en el país. También se registró que el 61% de la población tiene sobrepeso. Y la mitad de ellos sufre obesidad (3 de cada 10 argentinos). Es una realidad muy preocupante, que probablemente haya crecido en los últimos dos años, ya que la pandemia por COVID-19 promovió el consumo de alimentos ultraprocesados, incrementó la ingesta de sal, generó la realización de menos ejercicios y la gente se volvió más sedentaria al realizar el trabajo y estudio virtual desde la casa. Y ni hablar del incremento de actividades ociosas como pasar más tiempo en redes sociales, juegos virtuales y reuniones por Zoom”, remarcó Chacón, que destacó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que hay que comer 5 porciones variadas de frutas y verduras y también realizar mínimamente 150 minutos de ejercicio semanal, divididos en 30 minutos diarios.

Para la experta uno de los trabajos que más se debería potenciar es la comunicación y educación sobre los factores de riesgo que incrementan la hipertensión arterial. “La mayor prevalencia se da en sectores con menor nivel educativo, como en Argentina, donde la ENFR 4 registró que solo el 5% de los encuestados consumía frutas y verduras en la cantidad recomendada. El otro 95% no. Por eso, aplicar políticas educativas desde la infancia, genera hábitos saludables que impactarán en el futuro de la persona. Es difícil cambiar los hábitos de alimentación y de actividad física cuando uno es más grande. Por eso las campañas tienen que ser una realidad para mejorar el nivel educativo de la población”, completó.

Volviendo al estudio de The Lancet, la experta evidenció una posible buena noticia: desde el año 2000, gracias a la implementación de estrategias de la OMS para 2025, se fue aplanando la curva de nuevos casos de HTA en América Latina. Su crecimiento no fue tan exponencial como en la década de los 90. Pero lo malo es que el 82% de las personas con HTA vive en países de bajos ingresos. Y ahí volvemos a la importancia de la educación alimentaria y de hábitos saludables como hacer ejercicio físico periódico, no fumar ni tomar alcohol.

A nivel mundial solo el 23 % de las mujeres con HTA están controladas y solo el 18% de los hombres. De acuerdo a estudios realizados en Rosario, el programa de HTA que comenzó en 2014 con campañas itinerantes de toma de presión arterial, hallamos que el 70% era hipertensa. Registramos a 9000 personas y de ellos un 50 ya sabía que eran hipertensa. Así, 7 de cada 10 personas no tenían la presión controlada o en niveles óptimos. Este estudio, con altos niveles de HTA en la población tiene el sesgo: fueron personas que se acercaban a las postas sanitarias. Muchas de ellas ya sabían que estaban enfermas. No fue un estudio como un censo, en donde vas a buscar la hipertensión”, detalló Chacón que recordó la importancia de controlarse periódicamente.

La hipertensión arterial se define por la detección de promedios de la presión arterial sistólica (“máxima”) y/o diastólica (“mínima”) por encima de los límites establecidos como normales para los registros obtenidos en el consultorio. Dicho límite es de 140 mmHg para la sistólica y de 90 mmHg para la diastólica. La presión arterial sistólica o máxima es la fuerza ejercida por la sangre sobre las arterias cuando el corazón se contrae. La presión arterial diastólica refleja la presión existente en las arterias cuando el corazón está en reposo, entre los latidos cardíacos. “Si una persona tiene 135 mmHg no hay que esperar a que llegue a 140 mmHg para decirle que es hipertensa. Está en luz amarilla. Es una advertencia de que tiene que cambiar los hábitos y consultar al médico para no padecer un cuadro grave de hipertensión arterial”, concluyó la especialista.