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Abril de 2024
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Opinión y Actualidad

Crítica de "Encanto"

Para descubridores del realismo mágico disneyano.

29/11/2021

Por Fausto Fernández
Para Fotogramas

Igual que nunca veremos (pero fantasearemos con ello) El Señor de los Anillos de Stanley Kubrick con The Beatles o el Dune de Alejandro Jodorowsky, también podríamos soñar con un Cien años de soledad convertida en obra cinematográfica, uno de esos proyectos imposibles que siempre serán posibles en nuestros más ocultos deseos. Eso o llevarnos la sorpresa de que un largometraje de animación producido por Disney y con vocación de ser el título familiar imprescindible de este fin de temporada sea lo más cercano a la obra magna de Gabriel García Márquez que seguramente veamos en una gran pantalla. Encanto, realismo mágico para todos los públicos y para el canon disneyano de fábulas mágicas, se sitúa en un indeterminado lugar de una Colombia rural, folclórica y atemporal que bien podría ser el Macondo del premiado con el Nobel escritor colombiano. Y esa familia Madrigal, un matriarcado en toda regla y declaración de intenciones, una trasunta de la saga de los Buendía ideada por el autor de El amor en los tiempos del cólera. No esconde la tragedia el film de animación dirigido por Byron Howard, Jared Bush y Charise Castro Smith: esas sombras a caballo heraldos de la muerte (curiosamente muy semejantes a los jinetes de negro de la trilogía de J. R. R. Tolkien), el entierro en vida del tío desaparecido o la destrucción del Paraíso no por el odio, sino por un amor sobreprotector mal entendido (que el personaje de la abuela Madrigal recuerde físicamente a la madrastra de La Cenicienta no debe ser tampoco una casualidad). Sin embargo, Encanto, como los mejores largometrajes de animación de la Disney, sabe suavizar esos elementos dramáticos no solamente con el humor o con las canciones, sino con la profunda cercanía humana de sus protagonistas, sean humanos, animales o inanimados como la casa, el gran hallazgo de la película, amén de un homenaje cinéfilo al pionero Segundo de Chomón y su mítico El hotel eléctrico.

Encanto no evita jamás ese folclore y singularidad colombiana aunque pueda parecer que cae en la postal turística de clásicos de la productora de Walt Disney como Saludos Amigos (1942) o Los tres caballeros (1944). Precisamente ese es uno de los encantos del film, su colorido, sus formas, su ritmo y su música. Todo al servicio de la eterna historia de aprendizaje, de un viaje iniciático de búsqueda de nuestro verdadero yo que es el verdadero tesoro y donde la magia está en lo en apariencia menos mágico. El viaje de Mirabel será aquí, y no como en Frozen o Vaiana (argumentos muy conectados con el de Encanto), literalmente interior: en el interior de esa casa que esconde diferentes universos que el citado al inicio de esta crítica Jodorowsky le habrían fascinado como reflejos del subconsciente y personalidad de cada miembro de ese clan familiar. Película familiar, sí, como familiar es la esencia de todo y la respuesta a todo. Amén de una enésima demostración de que ya no existen límites en el género de los dibujos animados: la perfección absoluta y el hiperrealismo (mágico) de Encanto es de dejarnos boquiabiertos, por ejemplo con algo en apariencia tan nimio como el movimiento de una falda. Disney se siente cómoda e imbatible en este Macondo colombiano, su refugio mágico donde todos los dones se unen para mantener encendida la llama de su, eso, magia.