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Revista

Las secuelas psicológicas que puede dejar el coronavirus

El paso de la Covid-19 dejó consecuencias, tanto por el impacto de la enfermedad como por los efectos colaterales de la pandemia.

19/01/2022

Gran cantidad de personas que tuvieron la enfermedad continúan con síntomas después del alta. “A esta instancia se la conoce como long covid-19 o covid-19 extendido. Y al respecto hay metaanálisis que reflejan diversas hipótesis sobre los motivos”, destaca Luz López Llano, licenciada en Psicología, Psicopedagogía y Neuropsicología Clínica del Servicio de Salud Mental del Hospital Británico. “La covid-19 tiene impacto a nivel neurológico y neuropsiquiátrico causando, por ejemplo, la falta de gusto y olfato en un 40%. Y hay una prevalencia del 24% de pacientes que presentan alteraciones mentales asociadas a la enfermedad, como depresión, ansiedad y trastorno del sueño”, agrega Eric Wainwright, psiquiatra del mismo hospital, y destaca que estos fenómenos pueden estar relacionado con el temor a diferentes situaciones a las que puedan haber estos expuestos, como internación, la soledad en este periodo, el ingreso a terapia intensiva o la muerte de familiares.

Los resultados de un estudio realizado en diferentes países de Europa y en Estados Unidos, del que participaron 3.762 pacientes de entre los 18 y 70 años, con diagnóstico de covid-19 y dados de alta 7 meses antes de la evaluación se, indican que:

• Un 70 % de las personas reportaba fallas de memoria en el período post covid-19, se observó primordialmente fallas de la memoria a corto plazo y, en menor porcentaje, dificultades en la memoria de largo plazo.

• Se evidenciaron, en un 85% de la población estudiada, dificultades en otros procesos cognitivos como en la atención, el razonamiento, la función ejecutiva -planificación, organización, toma de decisiones, resolución de problemas entre otros- y procesamiento lentificado de la información.

• Se observó un fuerte impacto en la vida diaria laboral en ámbitos como la toma de decisiones, la resolución de problemas y la memoria a corto plazo.

Daños colaterales

Hay otra población que no tuvo covid pero que fue impactada por cuadros de ansiedad y depresión, como también trastornos del sueño, como efectos colaterales de la situación pandémica, que de ese modo también incidió en el funcionamiento cotidiano de muchas personas.

Entre las razones se pueden enumerar el aislamiento, la incertidumbre, la soledad, los duelos -tanto de la pérdida de personas queridas como del estilo de vida-, factores que provocaron estrés, ansiedad y depresión, lo que perjudicó el funcionamiento diario y la calidad de vida.

El origen del malestar

La incertidumbre genera un elevado estado de ansiedad y de estrés. El estrés no es malo en sí mismo: es un conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción; es decir, nos prepara para defendernos de la existencia de una amenaza. El problema se produce cuando esa situación es continua y no evoluciona, lo que nos pone en estado de defensa constante. Es este estrés sostenido en el tiempo el que trae consecuencias que, en ocasiones, impactan en la toma de decisiones cotidianas.

Otro de los puntos observados en este período de pandemia son los excesos de consumo causados por el aislamiento. En este sentido -afirman los especialistas-, el uso de las redes sociales en la vida cotidiana va a acarrear dificultades en las generaciones jóvenes.

En la actualidad, estamos más conectados virtualmente que físicamente. El 50% de la población en las grandes ciudades está formado por hogares unipersonales. La cuestión es alarmante en pacientes de la tercera edad que de por sí pueden tener mayor dificultad para organizar redes familiares; si a esto se suma la cuarentena, el aislamiento se torna una grave amenaza.

Encuestas realizadas en el último año reflejan que la soledad y la incertidumbre sobre el futuro, el estrés y la duración extrema de la pandemia constituyen un fenómeno sin precedentes, que dejaron al descubierto consumos excesivos de diferentes índoles: tecnología, alimentos, alcohol y otras sustancias, información noticiosa, entre otros.

Además, destacan, el aislamiento social puede perjudicar -por falta de estimulación- el razonamiento y el rendimiento de la memoria, la conectividad y función cerebral; el funcionamiento hormonal, y, en personas mayores, precipitar el deterioro cognitivo.

Secuelas

Otro estudio internacional, publicado por la revista científica European Neuropsychopharmacology, sobre las secuelas de la covid-19 en la salud mental, en el que participaron 55.589 personas de 40 países, entre ellos, la Argentina, la depresión, la angustia y la ansiedad son las tres secuelas psicológicas de la covid-19 más frecuentes.

Y las tres están originadas, principalmente, por el aislamiento, el deterioro de las relaciones personales y la preocupación por la incertidumbre ante la emergencia sanitaria.

El estudio mostró que el 12% de las personas presentó síntomas depresivos relativamente severos, mientras que en el 17% de ellas se observaron síntomas de ansiedad de diversos grados, con mayor incidencia en las mujeres, que disminuyeron el tiempo laboral pues debieron ocuparse simultáneamente de su trabajo, y de la casa y de la familia. Concretamente, respecto de las modalidades laborales, según un documento de la Organización Mundial del Trabajo, las nuevas tecnologías se difunden con rapidez, hasta el punto de pensar en una modificación de la naturaleza y localización del trabajo.

“Entre los riesgos del cybertrabajo se destaca el estrés relacionado con el impacto de un mayor control del trabajador, disponibilidad 24x7 y fronteras difusas entre la vida privada y el trabajo”, resaltan, y agregan: “podemos concluir que el advenimiento de la pandemia por SARS-Cov-2 nos abrió los ojos respecto de las dificultades que el estilo de vida que estamos llevando en el mundo Occidental, nos causaría, sobre todo a nivel del funcionamiento y la calidad de vida”.