Ansiedad, nostalgia y tristeza son algunos de los sentimientos que nos invaden en estos momentos. La palabra de una especialista.
En general, la Navidad se asocia a festejos, visitas a Papá Noel con los chicos, reencuentros y salidas. Eso, sin contar que los preparativos y el deseo de “hacer balances de año” nunca faltan. Pero existe un tema del que se habla poco: no todas las emociones que sentimos son positivas. Es común que la ansiedad, la tristeza o la nostalgia estén presentes,¿cómo manejar estas situaciones en familia?
Consultada por Clarín, la psicóloga infantil María Laura Lezaeta explicó que en la época decembrina (sobre todo en Nochebuena y Año Nuevo) es frecuente que la falta física de algún ser querido, la distancia entre varios miembros del grupo familiar o el recuerdo de celebraciones anteriores despierte estas emociones.
En ese sentido, la especialista afirmó que desviar nuestra atención, mantenernos ocupados/as o “no pensar en eso” no evitará que experimentemos esas emociones y advirtió: “Es importante que podamos tomar conciencia y registrarlas para aprender a gestionarlas saludablemente”.
Lezaeta aclaró que en el terreno emocional “cada experiencia es singular y personal” y no debemos suponer que a todo el mundo le ayudará hacer lo mismo.
Sin embargo, indicó que podemos “poner en práctica ciertas pautas a la hora de acompañar a las familias que estén atravesando un momento difícil en estas Fiestas”. Estas herramientas, dijo, son ideales tanto para chicos como para adultos.
5 claves que ayudan a manejar la ansiedad y la nostalgia esta Navidad
Para la psicóloga infantil hay distintas maneras de ofrecer apoyo y contención a una familia o alguno de sus miembros que exprese estos sentimientos.
Por eso, ofreció las siguientes pautas sobre qué decir y qué no:
* Evitemos frases como “cambiá la cara, son momentos para celebrar” o “a X persona no le hubiese gustado verte triste”. Aunque estos dichos tengan las mejores intenciones, la psicóloga advirtió que pueden terminar invalidando los sentimientos de esa familia o persona.
* “¿En qué podemos ayudar?” puede ser la frase clave en ocasiones como esta. Habilitar un espacio para preguntar esto a la familia o a la persona que experimenta estas emociones demuestra nuestro interés e implica que estamos dispuestos a acompañar y a escuchar en un momento difícil.
Si, en cambio, nosotros sentimos tristeza, nostalgia o ansiedad en este cierre de año, Lezaeta sugirió algunas actividades de gestión emocional que podemos poner en práctica:
* Escribir puede ser terapéutico. Armar un diario habilita tanto a niños/as como a adultos a plasmar y exteriorizar lo que sienten y piensan sobre una determinada situación. Esta herramienta puede despejar nuestra mente, ya que clarifica los pensamientos que suelen abrumarnos y ayuda a aliviar el sentimiento de angustia y/o malestar.
* Armar una red de apoyo emocional es muy valioso. Rodearse de seres queridos y personas en quienes confiamos ayuda mucho en el proceso de aprender a gestionar estas emociones y nos permite compartir lo que sentimos con otros.
* Recurrir a actividades recreativas y artísticas también nos ayuda a canalizar nuestras emociones y promueve nuestro compromiso por esa actividad. El teatro, la pintura o el dibujo son excelentes recursos para poder exteriorizar lo que sentimos.
Por último, Lezaeta hizo hincapié en que los mandatos, las tradiciones o lo que se espera de nosotros no deben interferir en el poderoso motivo de las fiestas navideñas: celebrar nuestro cariño y amor con aquellas personas que más apreciamos.
En su opinión, respetar nuestros tiempos, querer hacer algo diferente, descansar o elegir pasar estas fechas con un grupo más reducido de personas son prácticas de autocuidado y de respeto. Además, favorecen un compartir genuino, sin ocultar ni reprimir lo que nos pasa sino mostrándonos humanos.
Fuente: diario Clarín