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Mayo de 2024
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Asumió Arévalo como presidente de Guatemala y advierte que habrá "desafíos monumentales"

Desde el balcón del Palacio Nacional, en el centro de la capital, Arévalo pidió a los guatemaltecos acompañarlo en su gestión para rescatar las instituciones del país de la "corrupción".

15/01/2024

El socialdemócrata Bernardo Arévalo asumió finalmente esta madrugada la presidencia de Guatemala tras un boicot judicial que mantuvo en vilo al país por siete meses, y luego de retrasos en la jura provocada por la demora en la instalación del nuevo Congreso, pero reconoció que a su Gobierno aún le aguardan "una serie de obstáculos" y "desafíos monumentales".

Desde el balcón del Palacio Nacional, en el centro de la capital, Arévalo pidió a los guatemaltecos acompañarlo en su gestión para rescatar las instituciones del país de la "corrupción" y lograr el desarrollo social en este empobrecido país centroamericano.

"Inician hoy cuatro años de un mandato que seguramente estará marcado por una serie de obstáculos, muchos de los cuales no podemos prever en este momento", admitió. "Sabemos que el cambio puede ser difícil", agregó.

El presidente, sociólogo, exdiplomático y filósofo de 65 años, vaticinó que su Gobierno se hallará "en la necesidad de tomar decisiones difíciles" y enfrentará "momentos de duda y temor".

"En los próximos años, la tentación de confrontar y aumentar nuestras diferencias será recurrente. Este periodo conllevará la posibilidad de cometer errores" y recibir críticas, dijo.

No obstante, reiteró su compromiso de "transformar", no solo las instituciones del Estado, sino también la "realidad cotidiana" de los guatemaltecos.

"No más corrupción, no más exclusión", dijo el presidente, con la banda presidencial cruzada en el pecho y frente una multitud de seguidores que celebraron y bailaron al ritmo de grupos musicales.

A la madrugada de hoy, Arévalo, nacido en Uruguay, inició su gestión por un período hasta 2028 en un acto en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias.

La ceremonia de investidura, que debía ser una sucesión de pasos formales, se alargó por horas y hasta puso en duda la asunción de Arévalo, en principio por desinteligencias en el Parlamento en torno a si los diputados electos estaban en condiciones legales de asumir y, atado a eso, a la designación de autoridades, en medio de desbordes de los controles de seguridad por manifestaciones.

Ayer por la tarde los diputados del nuevo Congreso debían elegir autoridades legislativas, pero hubo retrasos para la certificación de los nuevos integrantes del Congreso, lo que retrasó todo el procedimiento.

Recién esta madrugada el nuevo presidente del Congreso, Samuel Pérez, anunció la investidura de la vicepresidenta, Karin Herrera, y luego se produjo la asunción de Arévalo con la entrega de las insignias de mando que había dejado el presidente saliente, Alejandro Giammattei.

Tras la jura, Arévalo dijo que lo "llena de profundo honor asumir esta responsabilidad".

"Nuestra democracia tiene la fortaleza necesaria para resistir, y que mediante la unidad y la confianza podemos transformar el panorama político en Guatemala", afirmó, y agregó que en los últimos meses, el país se enfrentó a "complejas tensiones y desafíos" que llevaron a muchos a pensar que estaban "destinados a un retroceso autoritario", pero "el pueblo de Guatemala ha demostrado su sabiduría".

Ayer la Corte Constitucional inhabilitó al partido de Arévalo, el Movimiento Semilla, en una medida que implicaba que sus 23 diputados -de los 160 que componen el Congreso- debían asumir como independientes y no podrían ocupar las bancas de autoridades del legislativo.

Sin embargo, el Movimiento Semilla logró acuerdos con otras bancadas y en total sumaron los 92 votos necesarios para presidir el Congreso.

Desde su victoria en el balotaje de agosto, Arévalo recibió un apoyo internacional generalizado, donde Estados Unidos, la Unión Europea y países de la región dieron un espaldarazo para que se concretara su asunción en enero.

Ayer Arévalo recibió la visita de mandatarios como los de Chile, Gabriel Boric; Colombia, Gustavo Petro; Paraguay, Santiago Peña, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell entre otros, y hoy el mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, lo felicitó y destacó su investidura como testimonio del "compromiso compartido con la democracia y la voluntad del pueblo".

En tanto, el sitio web de la Presidencia de Guatemala anunciaba hoy que "estará disponible próximamente" la comunicación sobre la gestión del nuevo presidente y destacó para esa nueva etapa "la importancia de la participación ciudadana".

Arévalo aseguró que enfrentará "desafíos monumentales para erradicar las prácticas de corrupción que han permeado" al país, y están enquistados en la Fiscalía, tribunales, Parlamento, Gobierno, alcaldías y otras instituciones públicas.

Desde que Arévalo pasó sorpresivamente en junio a la segunda vuelta electoral, prometiendo combatir a los corruptos, la Fiscalía guatemalteca emprendió una ofensiva con la que buscó retirarle su inmunidad, desarticular su partido y anular los comicios, argumentando anomalías electorales.

Arévalo, que calificó las acusaciones de espurias, afirmó que una de las primeras tareas como presidente será pedirle la renuncia a la fiscal general Consuelo Porras, a la cabeza de esa arremetida y sancionada por Washington por "corrupción" y por "socavar la democracia".

Porras fue nombrada por el expresidente Jimmy Morales y ratificada en el cargo, hasta 2026, por el saliente Giammatti. El nuevo mandatario no tiene la facultad de destituirla.

El flamante presidente tiene a su favor una población hastiada de la corrupción, a las comunidades indígenas que piden el fin de la exclusión y una juventud que necesita oportunidades para no migrar.

Esta madrugada, las organizaciones indígenas que se manifestaron durante 106 días frente a la sede de la Fiscalía, en Ciudad de Guatemala, acordaron acabar con la protesta tras reunirse con Arévalo.

Arévalo recibe a una Guatemala con 60% de sus 17,8 millones de habitantes en la pobreza, uno de los índices más altos de América Latina que lleva a miles a emigrar, principalmente a EEUU.

El mandatario promete una "nueva primavera", evocando a los Gobiernos de los expresidentes Juan José Arévalo, su padre, y Jacobo Árbenz, una década (1944-1954) que fue conocida como la "primavera democrática", de importantes reformas sociales y que llegó a su fin por un golpe de Estado.

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