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Mayo de 2024
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Con Malvinas y el comercio como ejes, Javier Milei se reunió con el canciller británico

Fue la primera cita de relieve que encara en la jornada de mayor actividad en la cumbre suiza; las semejanzas y diferencias con el caso Hong Kong.

17/01/2024

¿Acaso Argentina y el Reino Unido podrían retomar el camino del diálogo en el conflicto que los opone en torno a la soberanía de las islas Malvinas? El optimismo parecía reinar hoy en la delegación argentina presente en el Foro Económico de Davos, donde el presidente Javier Milei y la canciller Diana Mondino se reunieron con David Cameron, responsable de la diplomacia británica. Fue la primera actividad de la jornada más intensa de la cumbre, que incluye un encuentro con Kristalina Georgieva, titular del FMI, y la exposición del mandatario ante líderes y mandatarios.

La reunión, a la cual se sumó el presidente después de recibir una invitación personal de Cameron por WhatsApp, estaba prevista inicialmente solo con Mondino, siempre por iniciativa del Foreign Office.

La cumbre se puede considerar un gesto de importancia. Según la agenda oficial, Milei no tenía prevista ninguna reunión bilateral con líderes políticos durante este brevísimo viaja a Europa, que debe concluir mañana por la mañana. Y si bien Cameron es solo un ministro del gobierno del conservador de Rishi Sunak, el hecho de que se haya realizado esta reunión, que tuvo como uno de sus temas centrales la disputa secular entre ambos países sobre la soberanía de las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del sur, dice mucho sobre la nueva disposición que reina en ambos lados.

Hasta julio pasado, cuando el gobierno de Alberto Fernández festejaba la inclusión de la discusión por la soberanía de las Islas en una declaración conjunta firmada en Bruselas por los miembros de la Celac y la Unión Europea, el gobierno británico siguió reiterando su posición: el derecho a la “autodeterminación” de los pobladores de las islas, que decidieron en un referéndum de marzo de 2013 seguir siendo “territorio de ultramar” de Gran Bretaña.

Para el nuevo gobierno argentino, fiel a su doctrina de apertura económica, si bien el reclamo por las islas sigue siendo inalterable, una agenda comercial activa y satisfactoria para ambas partes podría permitir la reactivación de una negociación del conflicto. Milei reconoce, sin embargo, parte de la argumentación británica. A saber, que es imposible ignorar la opinión de los habitantes de las islas y sus intereses.

En ese sentido, el jefe del Estado tomaría como modelo lo sucedido entre Gran Bretaña y China cuando Pekín obtuvo la retrocesión de Hong Kong. Pero la propuesta no carece de complicaciones.

“La posición es interesante. Los objetivos ambiciosos. Los resultados mucho más dudosos”, afirma Denis Owen William, abogado especialista en derecho internacional.

“El caso de Hong Kong implicó una renuncia de soberanía por parte de Inglaterra; soberanía que, en realidad, nunca reivindicó. A partir del 1 julio de 1997, cuando se produjo la retrocesión, Hong Kong pasó de ser una colonia británica a ser una región administrativa especial de China. Según el acuerdo firmado por ambos países esa excolonia mantendrá su autonomía, sus leyes y su sistema democrático durante 50 años. Es lo que se llamó “un país, dos sistemas”. Explica.

Pero Williams no cree que Gran Bretaña pueda aceptar un acuerdo semejante con Malvinas.

“Porque los intereses de Londres en Hong Kong no tienen comparación con lo que representan las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del sur. No solo en términos económicos, en particular en el tema de los nódulos polimetálicos, sino además porque, gracias a ellas, Inglaterra tiene reclamo sobre la Antártida. Esto le da a esa islas mucha más importancia en términos económicos y estratégicos de lo que tuvo Hong Kong en su momento”, concluyó.

Hasta ahora, los británicos han ignorado todas las resoluciones de los foros internacionales sobre el derecho de Argentina sobre esas islas. La última se produjo en junio de 2023, cuando el Comité Especial de Descolonización de Naciones Unidas reiteró a ambos gobiernos la necesidad de ‘consolidar’ el proceso de diálogo y cooperación, reactivando las negociaciones para llegar a una solución pacífica. Y, una vez más, Gran Bretaña hizo oídos sordos. No es nada seguro pues que el argumento de Hong Kong vaya a convencerlos.

“Sería carísimo para ellos”, concluye Williams.