Santiago del Estero, Sábado 27
Abril de 2024
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Opinión y Actualidad

Crítica de "Godzilla y Kong: El nuevo imperio"

Para los que saben apreciar el arte que hay tras un mono gigante con un puño robótico atizando a una enorme lagartija atómica de color rosa.

27/03/2024

Por Fran Chico
Para Fotogramas

Cuando se estrenó hace 10 años la primera película del ahora denominado Monsterverse, la 'Godzilla' de Gareth Edwards, nos encontramos ante una propuesta en la que los sentimientos y las relaciones humanas se comían todo el protagonismo mientras el monstruo, el supuesto rey de la función, aparecía de vez en cuando, a cuentagotas, como si los guionistas se acordaran de él de repente mientras estaban a otras cosas.

Todo cambió en la siguiente entrega, 'Kong: La Isla Calavera' (2017), en la que Jordan Vogt-Roberts se entregó al cine de aventuras más puro y juguetón, con una amplia galería de monstruos de los que huir y un Kong que hacía gala de su estatus, reivindicándose como el auténtico 'King' del filme. Desde entonces, el camino ha estado claro: más monstruos, más aventura, más acción y... menos personas. La audiencia de la franquicia paga su entrada para ver a criaturas gigantes peleándose entre sí de manera salvaje, lo demás estorba. Y 'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' es la que mejor ha entendido el mensaje.

Puede que el argumento de la nueva película de Adam Wingard, que repite tras la fantasía pulp de 'Godzilla vs. Kong' (2021), sea tan chorra que los supuestos protagonistas (las personas, no los bichos) son capaces de resumirlo en 3 minutos, con dibujitos incluidos. Da igual. Estamos viendo en pantalla a un mono gigante con una mano robótica pegándose de hostias contra un lagarto rosa de más de 100 metros de altura que se merienda centrales nucleares mientras una civilización intraterrestre invoca monstruos ancestrales entre pirámides de cristal. Si esto no es cine, yo ya no sé.

Adam Wingard no pretende superar en belleza los magnéticos planos de Denis Villeneuve, ni revolucionar el cine de ciencia ficción como Christopher Nolan. La revisión del cine kaiju en 'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' bebe de los enfrentamientos entre criaturas fantásticas del 'King Kong' de 1933, posiblemente la película que ha inspirado a más cineastas en la historia del cine, cambia el maravilloso stop motion de Ray Harryhausen y sus creaciones imposibles por el cgi más colorido, y trae de vuelta al Godzilla más desenfadado y lúdico de finales de la etapa Showa y la era Heisei.

En tiempos en los que el cine de género aspira a la etiqueta de 'elevado' y a equipararse con la alta cultura, 'Godzilla y Kong: El nuevo imperio' reivindica con orgullo los orígenes de su especie, nacida para entretener.

Para los que saben apreciar el arte que hay tras un mono gigante con un puño robótico atizando a una enorme lagartija atómica de color rosa.