John Cena protagoniza esta suerte de ‘Tras el corazón verde’, que no está a la altura del clásico y que no se llevará ningún Oscar pero que asegura un banquete de acción y risas.
Por Blai Morell
Para Fotogramas
Amparándose en el “cualquier tiempo pasado fue mejor”, haciendo referencia a aquel noble cine de usar y tirar que Hollywood ha venido practicando desde tiempos inmemoriales, ese cachorro de la factoría Besson de apellido Morel –nada que ver con servidor– nos sirve un cóctel de gusto añejo que mezcla la mayúscula ‘Tras el corazón verde’ con cualquier fruslería que podría haber firmado Peter Hyams en los 80. Y encima, lo hace con descaro y desvergüenza, sabiendo de forma autoconsciente que lo suyo no es ganar Oscars precisamente.
Aunque no es menos cierto que, no nos engañemos, se podría haber sacado más tajada del asunto. ‘Justea’ en gracia –los sobados chistes a costa del apellido del personaje de Cena– y acción, aunque se las apaña. La pareja formada por el protagonista de ‘12 trampas’ y Alison Brie luce bien en pantalla, aunque les falte algo de química. Pero ese Marton Csokas en plan Richard Lynch en su sempiterno papel de malvado con acento indefinido y los chistes solo para ‘connaisseurs’ sobre ‘Delta Force’ son oro puro. Gracias, John Cena, porque sin ti, esta muestra de cine destinado a desaparecer de los cines habría sido carne de catálogo en alguna plataforma.
Para quienes quieran darse un banquetazo de desconexión cerebral cien por cien.