Los magníficos Nadia Tereszkiewicz y Benôit Magimel protagonizan este drama ambientado en la Francia del siglo XIX sobre una mujer barbuda que oculta su rareza y su sorprendido esposo al descubrirla.
Por Antonio Trashorras
Para Fotogramas
Toda película de época (adaptación literaria, biopic o historia original) refleja mejor cuándo fue producida que el momento en el cual transcurre la acción. Quienes hacen estas películas casi nunca quieren/pueden escapar a las limitaciones, miserias, discordancias o (por qué no, a veces) bondades de su propio tiempo. Formal y estilísticamente delicada, Stéphanie Di Giusto es una talentosa cineasta que gusta de mirar al pasado sin hurgar mucho en matices potencialmente disruptores del confortable marco conceptual del hoy en el que trabaja y sobrevive.
Al igual que su anterior ‘La bailarina’ (2016), este su segundo largometraje, impecable en cuanto a factura e interpretaciones, ofrece una fábula de consenso fácil, agradable de seguir, sin crudeza alguna en primer término y con efectivos picos de emoción, que, eso sí, redunda y reafirma lo que ahora mismo ya piensa y siente un gran público poco dado al cuestionamiento de ciertos pilares del pensamiento presente. Para otra visión del hirsutismo (y de todo) vean ‘La donna scimmia’ (1964) de Marco Ferreri. De nada.
Para degustadores de exquisiteces de digestión fácil.