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Junio de 2024
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Opinión y Actualidad

Crítica de "The Apprentice"

La nueva película del iraní Ali Abbasi perfila la amistad entre el expresidente de los Estados Unidos y el abogado Roy Cohn, a quien da vida Jeremy Strong.

27/05/2024

Por Manu Yáñez
Para Fotogramas

La 77ª edición del Festival de Cannes se ha llenado de abordajes satíricos, abiertamente caricaturescos, de algunas de las mayores lacras del mundo contemporáneo: la cultura del narcisismo en ‘The Second Act’ de Quentin Dupieux, la amoralidad de los poderosos en ‘Megalopolis’ de Francis Ford Coppola, la cosificación del cuerpo femenino en ‘The Substance’ de Coralie Fargeat, y el mundo de la alta política en ‘Rumours’ de Guy Maddin, Evan Johnson y Galen Johnson. Por su parte, ‘The Apprentice’, en la que el cineasta iraní nacionalizado danés Ali Abbasi disecciona el auge de Donald Trump como magnate del universo inmobiliario, contiene elementos que podrían situarla bajo el radio de acción de lo satírico. El descaro con el que los personajes de Trump y el abogado Roy Cohn ejercen la corrupción política y financiera remite al esperpento que Martin Scorsese retrató en ‘El lobo de Wall Street’, mientras que la ineptitud de Trump para moverse en las altas esferas del poder en los años 70 puede hacer pensar en las comedias sobre la idiotez de los hermanos Coen. Sin embargo, lo escalofriante de ‘The Apprentice’ es que los hechos que se retratan no solo están basados en hechos reales, sino que Abbasi los aborda desde una perspectiva casi verista, empleando un tipo de puesta en escena que remite a la idea de la cámara como “la mosca en la pared” que pusieron de moda documentalistas como D.A. Pennebaker o los hermanos Maysles.

Entonces, ¿es ‘The Apprentice’ una comedia satírica? Sería tentador, incluso deseable, pensar que estamos ante una farsa grotesca sobre la arrogancia y necedad de uno de los hombres más poderosos del planeta. Pero la realidad, tal como nos recuerdan los medios de comunicación a diario, es más terrorífica que esta ficción. En ese sentido, ‘The Apprentice’ adopta una perspectiva ambivalente respecto a la figura de Trump. Por un lado, resulta evidente que estamos ante una figura siniestra. Desde el inicio, Abbasi presenta de forma transparente la obsesión de Trump por amasar dinero (a cualquier precio), acumular poder y apropiarse de todo aquello que desea (incluidas las mujeres). El magnate es retratado como un avatar de la avaricia que encuentra a su Mefistófeles particular en la figura del abogado ultraconservador Roy Cohn. De hecho, la principal tesis del film es que fue Cohn quien inculcó a Trump un modus operandi basado en el desprecio de la verdad, el acoso y derribo del enemigo, y el culto al éxito.

Y si todo lo anterior resulta soportable de ver en la pantalla es por dos motivos. En primer lugar, gracias a las notables interpretaciones de Sebastian Stan, en la piel de un Trump tontorrón y desvergonzado, y de Jeremy Strong, que abraza la beligerancia de Cohn con su salvajismo habitual. En segundo lugar, está el interés de Abbasi por no vilipendiar a su protagonista desde el principio. Un objetivo que, inevitablemente, le lleva a glamourizar el auge de Trump. Motorizada por un efervescente medley de música popular de los 70 y 80 –de los Pet Shop Boys a Baccara– y electrizada por un montaje entrecortado, ‘The Apprentice’ invita al espectador a subirse en una triunfal ola de tretas capitalistas. Piense lo que se piense de Trump, resulta difícil ver ‘The Apprentice’ sin excitarse ante los imposibles logros de un patán que hizo realidad sus sueños gracias a un perfecto cóctel de convencimiento y deshonestidad.

El magnetismo de ‘The Apprentice’ resulta incuestionable. Sus defensores argumentarán que, en el trabajo de Abbasi, palpita la obsesión de Paul Thomas Anderson por las relaciones entre maestros y discípulos, con ‘The Master’ como la joya de la corona. Como contrapartida, también es evidente que la película pierde fuelle cuando la figura de Cohn pasa a un segundo plano, dejando su lugar a personajes menos interesantes, como los de Ivana Trump (Maria Bakalova), la primera esposa de Trump, o el padre y el hermano mayor del magnate (interpretados por Martin Donovan y Charlie Carrick). Aunque, en última instancia, el mayor problema de ‘The Apprentice’ radica en su naturaleza más bien inofensiva, aun cuando, en la recta final del film, se pone de manifiesto la cara más desalmada de Trump. La cruda realidad es que cualquier video de un discurso de Donald Trump resulta más terrorífico que esta entretenida película sobre el surgimiento de su leyenda.

Para reírse de las miserias de nuestro mundo.