El jefe del bloque Hacemos Coalición Federal volvió a defender la asignación jubilatoria destinada para presidentes. Si bien dijo que es “loable” la decisión del Presidente, apuntó: “Este tema sólo sirvió para distraer la situación de los jubilados”.
En un nuevo contrapunto con Javier Milei, el diputado nacional Miguel Ángel Pichetto volvió a cuestionar la decisión del Presidente de renunciar a la pensión presidencial y defendió ese ingreso como una forma de respetar la investidura institucional.
“En los países más importantes se otorgan asignaciones a los expresidentes”, insistió el dirigente peronista que, si bien resaltó que era “loable” la decisión del mandatario, cuestionó la “hipocresía política.
En una columna de opinión, el jefe del bloque Hacemos Coalición Federal defendió la asignación especial a los mandatarios que finalizan su gestión, al enfatizar que se trata de una práctica basada en “la calidad institucional y en el respeto a sus investiduras”.
“Argentina no es un país tercermundista que se desentiende de sus expresidentes, ni los obliga a distraerse del ejercicio de sus funciones para planificar su futuro, al dejar el cargo más honorable de la Nación. Los expresidentes deberían ser personas de consulta, ya que gobernaron el país y nos siguen representando en el mundo”, sostuvo.
Para Pichetto, “el caso de Estados Unidos es el más paradigmático” de cómo se zanjó la cuestión. Recordó que en ese país se está discutiendo si debe retirarse la protección del servicio secreto o la asignación de personal de apoyo a los expresidentes condenados, pero aclaró que no se cuestionan “las asignaciones vitalicias que tienen asignadas por ley todos los expresidentes y sus viudas”.
“El tema se discutió en el Congreso norteamericano por primera vez en 1912, y volvió al debate público en 1955, por las limitaciones financieras de Harry Truman al dejar su cargo. La legislación buscaba “mantener la dignidad de la Gran Oficina” e impedir que un expresidente se involucre en “negocios o en una ocupación que denigrara la Oficina que él había sostenido o en alguna forma que pudiera considerarse impropia”, señala el legislador. Y continuó: “La ley ‘evitaría la posibilidad de indignidades y el deterioro de la visión del pueblo y el mundo respecto a la oficina del presidente de EEUU’. Se realizaron diferentes enmiendas, que incluían beneficios adicionales a la pensión, y fue finalmente aprobada en 1958″.
“Este sistema también funciona en Alemania, Francia, Italia, el Reino Unido, España y Brasil, entre otros países”, remató Pichetto en el artículo.
El comentario es un nuevo episodio de la discusión política sobre las jubilaciones y salarios de los presidentes. A poco de conocerse la postura de Milei de impulsar la renuncia a su asignación especial como mandatario, Pichetto defendió en un primer momento ese beneficio. “Una cabeza estúpida piensa eso”, dijo el legislador. “Se les acabó, que se caguen de hambre”, bramó el Presidente.
El tono del debate entonces fue álgido. Milei sostuvo que eliminar “las jubilaciones de privilegio” era un “incentivo muy importante para hacer las cosas bien”. “Los de la casta se creen que pueden hacer las cosas mal, total tienen un seguro. Eso se les terminó. Que se caguen de hambre por ser una mierda”, fustigó el libertario.
En una intervención en la Cámara de Diputados, cuando se debatía un proyecto de actualización jubilatoria, Pichetto había planteado que eliminar el beneficio a los ex presidentes correspondía a “una visión de la antipolítica muy perversa”. “Fundamentalmente cree que la política es para narcos, marginales, delincuentes, gente que no tiene ningún interés en defender la Argentina, y piensa que el Presidente cuando termina su mandato tiene que ir a pedir trabajo a alguna fábrica. Eso es lo que piensa en su cabeza estúpida”, repudió.