La exconvicta es una de las participantes del afamado show quien participará con tobillera electrónica.
Anna Sorokin, mejor conocida como Anna Delvey, vuelve a captar la atención mediática. Esta vez, no por un escándalo financiero, sino por su participación en la nueva temporada del reality show Dancing with the Stars. Bajo arresto domiciliario y con una tobillera electrónica, Delvey planea usar la pista de baile para cambiar su imagen pública y mostrar “una versión diferente de sí misma”.
Anna Delvey se hizo famosa por engañar a la élite neoyorquina haciéndose pasar por una rica heredera alemana. Nacida en Rusia y trasladada a Alemania en su adolescencia, Sorokin creó la identidad de Delvey para infiltrarse en los círculos más exclusivos de Nueva York. Con carisma y astucia, convenció a empresarios, banqueros y amigos de que tenía acceso a una fortuna inexistente. Su vida de lujos, financiada por mentiras, se derrumbó en 2017, cuando fue arrestada y posteriormente condenada por hurto mayor y robo de servicios.
En 2019, Delvey fue sentenciada a entre 4 y 12 años de prisión, pero fue liberada en 2021 por buena conducta. Sin embargo, fue detenida nuevamente por violar las condiciones de su visa. Actualmente, cumple arresto domiciliario en Nueva York, pero eso no ha detenido sus ambiciones de permanecer en el ojo público. Tras la adaptación de su historia en la serie de Netflix Inventando a Ana, Delvey parece decidida a capitalizar su infamia.
La polémica de Anna Delvey por su participación en Dancing with the Stars
La inclusión de Delvey en Dancing with the Stars ha generado polémica. Mientras algunos la ven como una figura intrigante que desafió al sistema, otros consideran que su notoriedad debería ser motivo de rechazo, no de éxito. La pregunta sobre la ética de su convocatoria no ha pasado desapercibida, avivando el debate sobre cómo el entretenimiento puede glorificar a quienes han cometido crímenes graves.
Mientras Delvey se prepara para mostrar sus habilidades de baile, la expectación sigue creciendo. Su participación en el programa no solo pone en el centro del debate la cuestión de la redención, sino que también evidencia cómo la fama, sin importar su origen, puede ser explotada para beneficio personal.