La actriz, una de las estrellas más solicitadas del momento, ha decidido descansar este verano tras varios años encadenando grandes proyectos.
Ahora mismo, Hollywood pertenece a una nueva generación de actores nacidos a finales de los 90 que están acaparando grandes títulos y sagas en la industria del entretenimiento. Ellos son Zendaya, Anya Taylor-Joy, Paul Mescal, Daisy Edgar-Jones o Jacob Elordi, entre muchos otros. A esta generación imparable pertenece Florence Pugh, que, desde que diera el salto a la fama con Lady Macbeth (2016), no ha parado de trabajar.
En los últimos años, la intérprete británica ha compaginado proyectos aclamados como Midsommar (2019) u Oppenheimer (2023) con franquicias como Marvel (Viuda Negra, 2021) y Dune: Parte 2 (2024). Tras adentrarse en el universo de Dune a principios de este año, estrena ahora Vivir el momento, el drama romántico de John Crowley que protagoniza junto a Andrew Garfield y que ha presentado en el Festival de Toronto.
Con semejante carga de trabajo, Pugh ha decidido parar y disfrutar de un merecido descanso sin rodajes ni promociones a la vista. Se trata de las primeras vacaciones que se toma en su carrera, tal y como ha desvelado en una entrevista para Vogue.
Como decíamos, a sus 28 años, Pugh tiene una carrera repleta de proyectos de éxito y en los últimos años no ha parado de trabajar. A las recientemente estrenadas Oppenheimer y Dune: Parte 2 se sumarán los lanzamientos de Vivir el momento y Thunderbolts, su nueva aventura vengadora como Yelena Belova el año que viene.
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De ahí que este verano haya optado por parar: "Ha sido la primera vez en mi carrera en la que he pedido unas vacaciones de verano", ha desvelado a Vogue: "Soy una maníaca del trabajo, pero puedo ver que estoy agotada. Me desperté de repente el año pasado y pensé: 'Odio cuánto me he perdido en mi vida'. Sí, quiero tener una carrera para siempre, pero eso no va a pasar si trabajo hasta desfallecer".
Tras estos meses de parón, la actriz ya está de regreso y ha presentado en Toronto Vivir el momento, en la que da vida a una chef que se enamora del hombre al que atropella por accidente, interpretado por Andrew Garfield.
El filme sigue a la pareja sin un orden cronológico de su historia de amor y arranca cuando diagnostican cáncer al personaje de Pugh. La actriz se rapó para el papel: "En muchas religiones, el pelo es lo más preciado del cuerpo, es donde guardas tus recuerdos, tus sueños y tu historia. Rapármelo fue muy raro. Mi cabeza estaba muy sensible, mucha gente intentaba tocármela y estaba muy viva".