Carolina Lewis, médica de profesión, nacida en Córdoba hace 49 años, decidió correr sus propios límites, impulsada por la valentía para reinventarse y no conformarse.
Si hay algo que caracteriza a Carolina Lewis, médica de profesión, nacida en Córdoba hace 49 años, es que decidió correr sus propios límites, impulsada por la valentía para reinventarse y no conformarse.
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Hija de Guillermo (médico) y Adriana (odontóloga), marcó su historia a partir de caminos que muchos considerarían incompatibles. Carolina no lo percibió así, a tal punto que ambas pasiones convivieron durante varios años hasta que un día decidió dejar su trabajo en un hospital para convertirse únicamente en una DJ que desafía sus propias expectativas.
Nació en Córdoba, pero fue en Santiago del Estero donde pasó su niñez y adolescencia, para luego volver a la capital cordobesa a estudiar Medicina. Carolina, sin saberlo, estaba trazando los primeros pasos hacia una vida multifacética, que incluiría mucho más que la atención dentro del consultorio.
“El test vocacional en la secundaria me dio medicina, lo hice dos veces y siempre el mismo resultado. No tenía dudas”, recordó. Sin embargo, su vida no fue lineal. A los 22 años, mientras cursaba el cuarto año de la carrera, quedó embarazada de Nicolás, que tiene 27 y vive en Estados Unidos. “Fue un golpe fuerte. Dejé la carrera para concentrarme en mi hijo y volví a estudiar cuando él tenía cinco años”, relató.
A partir de esa conversación, el sueño de convertirse en DJ empezó a tomar forma. “Volví a Córdoba y me puse a estudiar. Al principio lo hice en secreto, porque estaba enfocada en mi carrera como médica y no pensaba que podría hacer esto de manera profesional. Pero Matthew, que era un erudito de la música, me dijo que estaba lista para salir a la pista. Y así lo hice”, explicó.
Fue entonces cuando tomó una decisión radical: pidió una licencia sin goce de sueldo y se fue a vivir a España durante tres meses. “La última fecha que tocamos fue en Barcelona, y en ese momento me di cuenta de lo lejos que había llegado”, rememoró.
La combinación de ser médica y DJ no fue fácil de asumir para muchos, especialmente en el ámbito hospitalario. “Había veces en que pedía permisos para tocar, y no me los daban. Me reprogramaban turnos, pero no me reintegraban en mi especialidad. Eso fue muy duro para mí, estuve toda la pandemia haciendo guardias sin poder trabajar como dermatóloga”, relató Carolina. Sin embargo, la pasión por la medicina y la música nunca dejó de coexistir. “Los médicos somos solidarios, y si no lo fuéramos, no podríamos hacer lo que hacemos. Mi corazón siempre estuvo en la medicina, pero la música me aporta algo distinto. Me hace feliz”.
Carolina también tuvo la posibilidad de tocar en Uruguay, Italia y Chile, y a fin de año lo hará en Miami. La dermatóloga, que decidió renunciar a su trabajo como médica en el hospital de Córdoba, reconoció que el dinero es un desafío constante. “En los primeros años, los fee eran muy bajos, casi no me alcanzaba. Pero ahora que me mudé y puedo trabajar de manera más estable, las cosas han cambiado un poco. Gano menos que como médica, pero porque hay muchos DJ y la competencia hace que el precio baje”, dijo.
“Mis papás al principio tenían miedo de que dejara la medicina, pero ahora me apoyan totalmente. Ambos me apoyan y saben que la música me hace feliz”, completó.