La vedette aseguró que en su lugar de trabajo "hay tranquilidad" y se refirió a la detención de Jorge Castillo, el titular de la feria de Punta Mogotes.
22/06/2017 Jorge Castillo, titular y principal accionista de La Salada, fue detenido esta mañana, acusado de asociación ilícita. Cuando la policía acudió a su propiedad en Luján, el hombre respondió con balazos disparados con una escopeta.
Mónica Farro (41), conductora del ciclo Algo para contar en la radio de La Salada (AM 1300), contó que a pesar de la delicada situación por la que está pasando la feria de Punta Mogotes, los trabajadores de la emisora están "tranquilos" y "expectantes" a la espera de lo que suceda en las próximas horas.
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"Nosotros estamos tranquilos, nos comunicamos con el director de la radio. Estamos expectantes, pero en paz", contó la vedette uruguaya en diálogo con el ciclo Pamela a la tarde. Ante la pregunta sobre su opinión respecto a la detención del hombre por asociación ilícita y supuestas torturas, se limitó a contestar: "En la radio no nos tortura nadie".
"Estamos expectantes por ver qué pasa, es nuestro sueldo y nuestro pan de cada día. Sería genial que no pase nada y que siga todo en orden. No tenemos nada que ver con la feria, eso está claro. Acá cada uno quiere venir a trabajar. Soy monotributista y acá a todos nos pagan en término".
Al ser consultada si confía en Jorge Castillo, no dudó en responder: "No pongo las manos en el fuego ni por mi sombra. Lo dije cuando mi novio (ahora su ex, Juan Suris) cayó preso".
A pesar de estas declaraciones, Amalia Granata (36), panelista del ciclo conducido por Pamela David y ex trabajadora de la radio de La Salada, contó: "Hablé con ex compañeros y sí, están preocupados. Para que cobren el sueldo tiene que firmar Jorge Castillo y no saben cuánto tiempo va a estar detenido. Dependen de su firma".
Por su parte, Barby Pop, reconocida ex puestera de La Salada, contó que fue amenazada por "gente de Castillo". "Los conozco a todos, no hice una denuncia en ese momento porque tenía mucho miedo y no me sentía protegida. La mayoría de la gente que habla ahora lo hace con miedo a perder su puesto, a que les saquen la mercadería o a que los amenacen".