En la noche del 20 de febrero de 2017 Rodolfo Ferreyra asesinó a sus hijos de 12, 11, 9 y 4 años y luego mató a su ex mujer, Nancy Lastra, y prendió fuego la casa buscando el mismo fin. La crónica de la tragedia que conmocionó al país.
En la noche del 20 de febrero de 2017 un llamado telefónico alertó al cuerpo de bomberos de la policía de la provincia sobre un incendio en una vivienda del barrio Villa del Carmen, al sur de la ciudad Capital. Los vecinos fueron los primeros en llegar: “reventó una garrafa”, “se sintió un ruido muy fuerte”, entre otros testimonios que nada suponían aún sobre el verdadero horror que se encontraba en el interior de la vivienda. Rompieron una ventana y comenzaron a salir los fantasmas que hasta ese día convivían bajo el mismo techo.
La sorpresa dejó sin sueño a todos aquella noche: los cuatro niños y Nancy no habían muerto a causa del incendio; había sido su propio padre y ex esposo quien le había puesto fin a sus vida, encerrándose en la casa envuelta en llamas, buscando el mismo final. Y lo logró.
“La Masacre del Villa del Carmen”, el múltiple femicidio conmocionó al país entero, y los allegados a la familia comenzaron a atar cabos y a darse cuenta de que Nancy daba señales del calvario que vivía: había hecho la denuncia dos meses atrás, había manifestado explícitamente que temía por su vida y la de sus hijos, sobre todo luego de las constantes amenazas por parte de “Fito”: “si intentas dejarme los mato a ellos (sus hijos), te mato a vos y después me mato”. Lamentablemente, la noche en que Nancy decidió armarse de fuerzas para enfrentarlo y dejarlo, él demostró que no mentía.
El matrimonio entre Nancy y Fito había iniciado hacía más de 10 años; tenía otra familia en Fernández, de donde ambos eran oriundos. Su ex mujer, madre de cuatro hijos con el femicida, declaró luego de la masacre que Rodolfo también había sido violento con ella; sin embargo, sus otros hijos jamás dejaron de defender y apoyar a su padre, aunque nadie nunca logró encontrar una explicación a lo sucedido.
En la noche del 20 de febrero, Nancy vio morir a sus hijos indefensos en manos de su padre, fue brutalmente golpeada y ultimada por el mismo cuchillo; mientras que él agonizó durante dos días en una camilla de terapia del hospital Regional y murió el día 22 del febrero más oscuro de nuestra provincia.
Todos los expedientes y denuncias quedaron guardados en un cajón el día que Fito murió. Entre opiniones encontradas en la opinión pública, un año de la tragedia que se podía evitar, resta recordar la fecha y reflexionar sobre la educación, como herramienta fundamental para evitar más lamentables hechos como éste, que marcó a mucha gente que aún la recuerda.