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Abril de 2024
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Los "chalecos amarillos" criticaron los anuncios de Macron y llamaron a nuevas protestas

Hubo una fría recepción por parte de los manifestantes ante el aumento del salario mínimo. "Son migajas de pan", expresaron. La oposición también rechazó las medidas.

11/12/2018

Las primeras reacciones entre los grupos de "chalecos amarillos" que escucharon con atención las palabras del presidente francés, Emmanuel Macron, fueron críticos con la decisión del gobierno, con varios portavoces catalogando como "migajas" los anuncios.

Incluso mientras el mandatario rompía su silencio acerca de las protestas en un breve discurso televisado, los manifestantes de chalecos amarillos se comprometieron a mantener la presión sobre un hombre al que consideran arrogante, desconectado de los franceses de la calle y "presidente de los ricos".

Los manifestantes franceses pasaron semanas exigiendo que Macron hablara en público sobre los temas que a ellos les preocupan. Después de que lo hizo, escudriñaron cuidadosamente sus promesas.

La semana pasada, el gobierno ya había decidido anular el aumento de impuestos a los combustibles, que dio inicio al movimiento. No fue suficiente. El presidente, intentando desactivar las intensas protestas, anunció un aumento del salario mínimo y un recorte de impuestos para los jubilados de menores ingresos. También instó a las empresas a pagar un bono de fin de año.

"No resuelve el problema", declaró el manifestante Alain Bouche a la televisora BFM desde un bloqueo carretero orquestado por los chalecos amarillos al suroeste de París. Dijo que sus colegas manifestantes también desean un referendo nacional.

En una barricada similar cerca de la frontera de Francia con Suiza, otros manifestantes expresaron sus puntos de vista. Dos jubilados que veían la transmisión en una tableta dentro de un albergue improvisado consideraron que el ofrecimiento era demasiado poco, y demasiado tarde. Pero otra manifestante con un chaleco amarillo que sólo dio su nombre de pila, Milliau, dijo que tuvo "algunos elementos tranquilizadores. Dio un gran primer paso. Le faltan muchos más".

Algunos representantes de los manifestantes han dicho que el sábado se llevarán a cabo más protestas, luego de que las de París en los últimos dos fines de semana se tornaran violentas.

El politólogo Franck Gauidichaud, de la Universidad de Grenoble, consideró que el descontento de los franceses es mucho más grande y no se calmará con un aumento de sueldo o una bonificación de fin de año. "Se trata de un gobierno acorralado que tuvo que reaccionar, pero si ahora vemos la reacción de los chalecos amarillos vemos que ellos están muy decepcionados", declaró al portal RFI. Además, opinó que estas medidas pueden consolidar la imagen de un presidente "separado del país real".

En la prensa, el recibimiento fue dispar. "Esta vez respondió", tituló el periódico Le Parisien. "Los entendí un poco", ironizaba por su parte Libération, un día después de la alocución del presidente en televisión, seguida por 21 millones de personas.

Jacline Mouraud, una portavoz de los chalecos amarillos considerada moderada, pidió una "tregua" y se felicitó de "la puerta abierta" que ofrece el poder. "Tenemos una economía que se hunde, comercios a punto de cerrar, no podemos ser responsables de quiebras", dijo en referencia a los comercios que han tenido que cerrar por las violentas manifestaciones de los sábados. Pero no todos están satisfechos. "Continuaremos luchando, no nos vamos a ir", dijo uno de sus representantes.

Especialmente severo fue el líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélénchon, quien en una intervención nada más concluir la del mandatario pidió a la gente que vuelva a manifestarse masivamente el próximo sábado por quinta semana consecutiva. "Todo lo que ha anunciado Macron será pagado por el pueblo, nada por los ricos. Ninguna de las reivindicaciones populares por una democracia más participativa ha sido tenido en cuenta", señaló el máximo dirigente de La Francia Insumisa.

Por su lado, la ultraderechista Marine Le Pen se felicitó en Twitter, considerando que el presidente "renuncia a una parte de sus extravíos fiscales, pero rechaza admitir que es el modelo del cual él es el campeón lo que está siendo contestado".