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Opinión y Actualidad

Cabeza alada y pies en el suelo

El rol del director. La dinámica de los roles en el rodaje. Vinculación en el papel del director con el resto del equipo. Tareas específicas al director y aptitudes que debe tener quien dirige.

17/08/2024

Por Pablo Argañarás, Lic. en Cine y Televisión
Una película es el resultado de muchas decisiones en secuencia que va tomando el director de la misma.  Según qué cosas vaya optando en el transcurso de las etapas de la producción,  el filme será bueno o no.  Hay películas que son horribles producto de un sin fin de desinteligencias y mala toma de decisiones.  Otras que son feas ya que en la producción de la misma se cometieron errores groseros pero no en gran cantidad.  Y las películas ridículas resultan de dos o tres errores garrafales que la tiran por el suelo.   Estas últimas también pecan de ser pretenciosas, pseudo artísticas e intelectuales.   En definitiva, cuando el director toma malas opciones la obra resultante es la que paga el precio,  resultando defectuosa.

En la realización cinematográfica,  el director segundo a segundo va tomando decisiones, más pequeñas o mas grandes pero las toma.  No puede no hacerlo porque si no opta se estanca la producción.  Es una dinámica de avance en base a caminos elegidos y que siempre se los va haciendo al andar.  Cuando uno se enfrenta a la dirección de un proyecto siempre las determinaciones que deberá afrontar son nuevas.  Muy pocas veces la experiencia sirve como mapa.  Siempre un director explora el terreno en medio de la guerra.  Y el campo está siempre minado.  Lo que lo salvará es el estudio previo, la experiencia que pudo haber realizado en un proyecto de otro, lectura y resoluciones de casos teóricos, y experiencias puntuales en roles específicos intermedios (Dirección de fotografía, sonido, arte, y alguna otra jefatura previa).

En un rodaje hay decenas de personas.  Participa mucha gente en la parte técnica y artística.  Todas las consultas se van filtrando y todas las va a ir tomando y resolviendo el director.  En medio de esa multitud el director está solo.  Por más gente con la que se comparta el set el rol del director es un rol en solitario.  La responsabilidad que tiene esta persona no la tiene ninguna otra en el momento de rodar.  El director se tiene que hacer cargo de llegar y llevar a buen puerto a todas las personas que están en el equipo y a la película en ciernes.  Debe mantener una comunicación justa con todos.  El exceso o falta de confianza al equipo se paga caro en el resultado del film.  Si hay demasiada confianza todos querrán opinar y decidir en el proyecto.  Si falta confianza nadie aportará creativamente al mismo.  Es por eso que funciona en esta etapa el virtuoso término medio aristotélico, en criollo, "ni muy muy, ni tan tan".  Saber estar en el medio es lo más difícil para un director que está en rodaje.

Un director debe ser un alquimista de egos.  Lidiar con las ínfulas de actores y actrices.  Con el vedetismo de los jefes de áreas artísticas.  Todos quieren cortarse solos en las ideas.  Todos quieren tener verdades reveladas sobre el proyecto.  Todos te quieren convencer de sus ideas maravillosas, originales y creativas.  A todos debes escucharlos.  A todos debes evaluarlos.  Y debes tener la inteligencia suficiente para saber cual aporte suma al proyecto y cual no.  Y saber la forma en que uno desestima cada aporte sin herir susceptibilidades es vital.  Una película es un andamio que se construye en base a caricias de egos.

Dirigir un proyecto audiovisual pasa por saber detectar quien puede aportar, en qué proporción y en qué área para que sume lo que debe sumar a la película en gestación.  La intervención de cada persona que participa en el filme va a sumar a la película.  Y la obra va a sumarles a las personas que  intervinieron en ella.  La película es un maestro que te va formando mientras se la construye.

Muchas veces para saber dirigir es necesario saber vivir.  Un buen director sabe escuchar.  Dice las palabras justas.  Actúa de la manera justa.  El carácter del director debe ser percibido.  No es lugar para una persona débil ni insegura.  Tampoco para alguien arrogante, ególatra ni pedante.  El rol del director es para valientes.  Debes saber volar con las alas de la imaginación pero con los pies bien asentados en el suelo.