Fiestas, disfraces y redes sociales reflejan el crecimiento de una tradición que, aunque extranjera, ya forma parte del calendario argentino.
Halloween, también conocida como la Noche de Brujas, tiene raíces ancestrales que se remontan al antiguo festival celta de Samhain, una ceremonia que marcaba el fin de la cosecha y el inicio del invierno. Aquellas comunidades creían que en esa noche los espíritus cruzaban al mundo de los vivos, por lo que encendían hogueras y utilizaban máscaras para protegerse de las almas errantes.
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Con el paso del tiempo, la festividad se fusionó con tradiciones cristianas como el Día de Todos los Santos, y fue en Estados Unidos donde adoptó su versión moderna: niños pidiendo dulces, casas decoradas con calabazas y fiestas temáticas que celebran el miedo con humor y creatividad.
En la actualidad, Halloween se transformó en un fenómeno global, y Argentina no quedó al margen de esta tendencia. En distintas provincias, escuelas, bares, shoppings y locales gastronómicos se suman con ambientaciones terroríficas, concursos de disfraces y actividades para todas las edades. Las redes sociales amplifican esta fiebre con videos, maquillajes y fotografías inspiradas en personajes de terror, reflejando la creatividad y el entusiasmo de los argentinos por esta fecha.
Más allá de los sustos y las calabazas, Halloween se consolidó como una oportunidad para disfrutar en familia o con amigos, compartir momentos distintos y dejar volar la imaginación. Así, la noche del 31 de octubre ya no pertenece solo a las películas o a la cultura anglosajona: es una fiesta que Argentina adoptó con su propio estilo y que cada año gana más adeptos.