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Opinión y Actualidad

Gene Hackman y el inventario de la vida: qué nos llevaríamos al más allá

A nueve meses de su muerte, su vida se transformó en una subasta. Relojes, obras de arte, premios… ¿Qué será el paraíso para esta estrella de Hollywood que lo tuvo todo y murió en soledad en una casa infestada de ratas y hantavirus? ¿Y para nosotros?

09/11/2025

Por Diana Baccaro, en diario Clarín
Su cuerpo fue encontrado varios días después de su muerte. Estaba junto al de su esposa y su perra Zinna. Pese a que Gene Hackman supo ser un hombre muy famoso -ganó el Oscar dos veces- nadie había notado su ausencia ni la de su compañera. Y ahora, a nueve meses del anuncio de su muerte, su vida acaba de transformarse en una subasta. Relojes, obras de arte, premios, 400 objetos que irán a parar a cualquier lado menos a las manos de sus tres hijos. El actor no mantenía contacto con ellos y los había desheredado.

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¿Qué será el paraíso para esta estrella de Hollywood que lo tuvo todo y murió en soledad en una casa infestada de ratas y hantavirus? ¿Si hubiese podido elegir algo de todo lo que acumuló en su vida para llevarse al más allá, qué habría elegido?

Hace un tiempo, el escritor español Manuel Vicent publicó una columna en el diario El País que me dejó en carne viva y me disparó un montón de preguntas. El paraíso, para él, es ese lugar del universo donde lo está esperando la bicicleta que desde los 10 años lo llevaba al mar en verano.

“Sé que cuando muera, si me he portado bien, volveré a encontrarla con las ruedas infladas, con la cadena engrasada, los guardabarros relucientes, el timbre funcionando y un naipe de la baraja, el as de oro, engarzado entre los rayos para que suene como un motor al ponerla en marcha”.

Vicent cuenta que al principio tenía que levantarse del asiento para pedalear, pero que con el tiempo fue creciendo sobre ella hasta dominarla por completo y convertirla en una prolongación de su cuerpo. “Fui un niño que buscaba entre los naranjos nidos de pájaros”, escribió.

Y ahí nomás la memoria me devolvió una imagen de cuando era niña y me alcanzaba el vaho en los cristales del auto de papá para escribir con el dedo las cosas importantes. ¿Cuándo empezamos a perder el interés por todo aquello? ¿En qué momento limpiamos el vidrio con la manga de la camisa?

A la vuelta de la vida, tal vez Chano -que acaba de grabar su primer disco en diez años con Tan Biónica- lo sepa explicar mejor: en Mil días, canta: “Se avecinan tempestades, lloverán mil días hasta que regreses vos”. Y en Santa María, arranca como en una plegaria: “Santa María de no sé quién, cuídame”.

A los 95 años, Gene Hackman se fue de este mundo sin sentir el calor de una mano amiga sobre la suya. Y vaya a saber dónde quedaron los sueños que proyectaba cuando se sentaba a la mesa familiar y sus pies no le llegaban al suelo.

En el flamante y esperado álbum de Tan Biónica, Chano -que estuvo grave y fue internado en 2023 por consumo de drogas- dice: “Soy la sombra de una luz que no se quiere apagar (...) Llevo el alma hasta el camino, y no hay nada que llevar”. Y en otro tema, canta como si toda la vida fuera hoy: “Voy a agarrarme del piso y recuperar felicidad”.

En el inventario de nuestras vidas siempre hay bicicletas, canciones y premios para llevarnos a donde sea que nos toque ir. Y ventanillas con vaho para escribir lo importante.

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