Al grito de "que se vayan todos" se desataron uno de los hechos que sentó las bases al adentro de la política
A las ocho de la mañana del 20 de diciembre de 2001, Fernando de la Rúa comenzó su último día como Presidente. A esa hora, en Olivos, recibió a su jefe de Gabinete Chrystian Colombo, que le informó sobre las novedades de la reunión con dirigentes peronistas que había tenido lugar la noche anterior en el hotel Elevage. No se lo había podido contar a la madrugada porque, cuando llegó a la residencia, en la guardia le dijeron que De la Rúa no podía ser molestado: dormía.
El anuncio del estado de sitio había generado una reacción social que se volcó a las calles con manifestaciones y cacerolazos de la ciudadanía, que se sucedían al grito de "que se vayan todos", que derivó el 20 de diciembre en la represión policial que causó una treintena de muertos en todo el país. 39 personas fueron asesinadas, 10 de ellas eran menores de edad.
Por la noche, De la Rúa renunció y abandonó en helicóptero la Casa Rosada, imagen que quedará por siempre en un triste recuerdo para todos los argentinos y argentinas. Sin embargo, su dimisión no acabó con la crisis política y llevó a una situación de acefalía presidencial.
El ex presidente que es recordado por todos como el que "escapó" en un helicóptero, falleció a los 81 años el 9 de julio de 2019. De la Rúa estaba internado en grave estado en la clínica Fleni desde el 28 de enero de ese año causa de una descompensación cardíaca y renal.
Una de las figuras más emblemáticas de esta triste y reciente historia argentina es la de Domingo Cavallo, ministro de Economía caracterizado por aplicar políticas especulativas que destruyeron la capacidad económica de los argentinos incluyendo sus ahorros de toda una vida.