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Revista

Estados Unidos desarrolló un extraordinario bombardero furtivo

El aparato, B-21 Raider, cuenta con avances tecnológicos que lo hacen invisible, con capacidad de lanzar bombas nucleares y volar sin piloto.

03/12/2022

Estados Unidos está a punto de poner en el aire un extraordinario avión bombardero furtivo, que es posible escucharlo pero no verlo, diseñado en secreto durante años como parte de la respuesta del Pentágono al crecimiento militar de China. El aparato es un auténtico monstruo tecnológico que incluso puede volar sin piloto.

El B-21 Raider es el primer bombardero estadounidense nuevo en más de 30 años. Casi todos los aspectos del proyecto están clasificados. Las representaciones artísticas difundidas hasta ahora revelan un ligero parecido con el B-2 Spirit, que es el modelo que reemplazará.

El bombardero es parte de los esfuerzos norteamericanos para modernizar las tres patas de su tríada nuclear, que incluye misiles balísticos atómicos lanzados desde silos, desde submarinos y desde el aire. Es un paso atrevido con la mirada puesta particularmente en la República Popular.

China está en camino de aumentar su arsenal a 1.500 armas nucleares para 2035, y ha hecho logros significativos en el nivel hipersónico, la guerra cibernética y las capacidades espaciales.

Según el Pentágono, en su informe de esta semana, el gigante asiático presenta hoy “el desafío sistémico más importante para la seguridad de EE.UU.” “Necesitábamos un nuevo bombardero para el siglo XXI que nos permitiera enfrentar amenazas mucho más complicadas”, dijo Deborah Lee James, secretaria de la Fuerza Aérea cuando se anunció en 2015 el contrato para la construcción del B-21 Raider.

El avión es la solución a aquella demanda: “Tiene más capacidad de supervivencia y puede enfrentarse a esas amenazas más difíciles”.

Si bien el Raider puede parecerse al B-2, la similitudes no son tantas, explicó Kathy Warden, directora ejecutiva de Northrop Grumman Corp., la compañía a cargo del desarrollo y construcción del avión.

“La forma en que opera es extremadamente avanzada en comparación con el modelo anterior, por la evolución que ha experimentado la tecnología en términos de capacidad informática”, sostuvo Warden.

Hay cambio, además, en los materiales usados en los revestimientos que hacen que el bombardero sea más difícil de detectar. Agrega nuevas formas de controlar las emisiones electrónicas, de modo que pueda falsificar la información que detectan los radares adversarios y disfrazarse como otro objeto. También sumó nuevas tecnologías en el sistema de propulsión.

Lo escuchas pero no lo ves
En una hoja informativa, Northrop Grumman, con sede en Virginia, dijo, sin dar detalles, que se trabajó para el avión sea mucho más sigiloso. “Cuando hablamos de baja posibilidad de ser observado, es realmente baja. Lo escuchas, pero realmente no lo ves”, dijo Warden.

Un total de seis B-21 Raiders están en producción. La Fuerza Aérea planea construir hasta un centenar. Cada uno podrá desplegar armas nucleares y convencionales, e incluso se lo podrán volar sin tripulación humana. Un mérito del proyecto ha sido su velocidad, se lo coronó en siete años desde la adjudicación al debut. Otros programas de cazas y barcos han llevado décadas.

Se desconoce el costo de los bombarderos. El precio original era de 550 millones de dólares por cada unidad que ahora habría crecido hasta los 753 millones, pero no está claro cuánto está invirtiendo la Fuerza Aérea. El hecho de que el precio no sea público preocupa a los organismos de control del gobierno.

En realidad, los costos auténticos se sabrán cuando el Raider vuelve por primera vez, lo que sucederá recién en 2023 y que es cuando se sabrá su verdadera condición. Northrop Grumman por ahora ha corroborado el rendimiento del aparato con un modelo digital.