El cineasta neoyorkino presenta en la Mostra de Venecia un thriller con toques de comedia negra (hablado en francés) que medita sobre las manifestaciones del azar en el curso de la experiencia humana.
Por Manu Yáñez
Para Fotogramas
Cuando pensamos en el interés de Woody Allen por estudiar el azar como un componente esencial de la experiencia humana, nuestra imaginación suele llevarnos hasta la irónica y afortunada odisea criminal de ‘Match Point’. En realidad, toda la obra del cineasta neoyorkino está plagada de encuentros casuales que marcan a fuego el destino de sus personajes. Sin embargo, en paralelo a este caudal de manifestaciones de lo fortuito, el cine de Allen también se caracteriza por la presencia de personajes determinados a escribir su propia suerte. En este sentido, viene a la memoria aquella magistral secuencia de ‘Hannah y sus hermanas’ en la que el personaje de Michael Caine, tras corretear por las calles del Soho de Manhattan, simulaba un encuentro casual con el objeto de su deseo adúltero, a quien daba vida Barbara Hershey. Así, cabría considerar que los films de Allen se asientan sobre la difusa frontera entre el azar y la voluntad. Y ‘Golpe de suerte’, la nueva película del autor de ‘Annie Hall’, no es una excepción a la regla, dado que la dialéctica de la fortuna y la intención aparece como el principal motor narrativo de la película.
En ‘Golpe de suerte’, Fanny, una joven parisina (Lou de Laâge), vive asentada en un matrimonio que la satisface económicamente pero que no parece estimularla sentimentalmente. Además, su marido (Melvile Poupaud) resulta ser un hombre obsesionado por controlar todo lo que le rodea, incluida su mujer. La existencia de la pareja se ajusta a un orden social aparentemente irrompible, sin embargo, el encuentro casual de Fanny con Alain (Niels Schenider), un ex compañero de instituto que estuvo enamorado de ella, lo pondrá todo patas arriba.
‘Golpe de suerte’ demuestra que Allen no ha perdido el gusto por las tramas enrevesadas e ingeniosas, en las que el romanticismo se cruza con la cara más oscura de la moralidad humana para alumbrar films que hibridan el thriller con la comedia negra. De hecho, pese a la novedad que supone ver una película de Allen hablada en francés, ‘Golpe de suerte’ despertará una fuerte sensación de déjà vu entre los seguidores del cine de Allen. Y no solo por la evidente conexión con ‘Match Point’. Por poner un ejemplo, la trama que protagoniza la madre de Fanny (a la que da vida Valerie Lemercier) puede remitir a ‘Misterioso asesinato en Manhattan’, por el modo en que la intuición y curiosidad del personaje abre una intrigante brecha en el relato criminal.
Con la zigzagueante y luminosa ‘Golpe de suerte’ –que se beneficia del trabajo con la fotografía de Vittorio Storaro–, Allen consigue que olvidemos el traspié de ‘Rifkin’s Festival’, aunque los tiempos en los que Allen sabia manejar a placer la cadencia y el suspense de sus películas parece ya lejano. Hay pasajes del film, como la mayoría de los que protagonizan unos estupendos de Laâge y Schneider, que vibran al son del clásico romanticismo alleniano, pero la trama criminal no acaba de funcionar, situándose en el límite entre el homenaje al cine noir y la parodia del mismo. En todo caso, resulta estimulante reencontrar a un Allen al que no le tiembla la mano a la hora de ejercer como demiurgo caprichoso, irónico y fatalista, algo que lleva marcando intermitentemente su filmografía desde la humorística y siniestra ‘Conocerás al hombre de tus sueños’.
Para amantes de las comedias negras con un aura noir.