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Julio de 2024
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Opinión y Actualidad

Sergio Massa y Patricia Bullrich buscan capitalizar los ataques de Javier Milei al Papa Francisco

Tras las críticas que recibió de distintos sectores eclesiásticos, el libertario redobló la apuesta y acusó al sumo pontífice de “estar del lado de dictaduras sangrientas”. En medio de este nuevo cruce, los candidatos de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio pretenden recomponer su vínculo con la Iglesia y sumar apoyos de cara a las elecciones.

19/09/2023

Por Sergio Rubin para TN - Desde que a principios de marzo dio una serie de entrevistas a medios argentinos con motivo del décimo aniversario de su pontificado, el Papa no se refirió más a la Argentina. Hace mucho tiempo, además, que no recibe a políticos de su país.

Obviamente, su distancia responde al deseo de no quedar involucrado en la campaña electoral. Sin embargo, en los últimos días el pontífice estuvo muy presente en la contienda de cara a las elecciones presidenciales. Por razones diferentes, los tres principales candidatos lo pusieron en la escena política y colocaron a la Iglesia en una difícil posición.

Es cierto que la saga comenzó hace dos semanas con la misa de desagravio que organizaron los curas villeros por los insultos y durísimas críticas que Javier Milei le propinó al Papa. Pero no todos estaban de acuerdo dentro de la Iglesia con la iniciativa porque consideraban que las agresiones del libertario eran de varios años atrás e implicaba hacerla en medio de la campaña. No obstante, la repercusión de la celebración obligó al presidente del Episcopado, el obispo Oscar Ojea, a repudiar los dichos del libertario y reivindicar el derecho a que se respete la doctrina social de la Iglesia.

Es verdad también que Milei había moderado su actitud luego de las PASO. “Lo respeto al Papa como jefe de la Iglesia católica y como jefe de Estado”, decía ante las consultas de la prensa. Pero no se quedó callado ante la misa de desagravio.

La semana pasada TN consideró “deshonesta” la actitud de los curas villeros porque “buscaron un video de hace cinco años de una cosa que ya no hago más desde que estoy en política”, en referencia a que bajó el tono. Y se preguntó si los curas villeros decían algo “cuando Hebe de Bonafini pronunciaba barrabasadas sobre el Papa”.

Lo curioso es que toda su moderación -si efectivamente esa fue su voluntad- voló por el aire en la entrevista que le concedió al día siguiente al polémico periodista norteamericano Tucker Carlson. En esa ocasión Milei acusó a Francisco de “estar del lado de dictaduras sangrientas” porque “ha demostrado una gran afinidad con dictadores como Castro o Maduro, con comunistas asesinos. De hecho, no los condena y es condescendiente.” Además, reiteró que el Papa reivindica la justicia social “que es robarle a una persona el fruto de su trabajo para dárselo a otra”.

Sus recargadas afirmaciones sobre el Papa no solo causaron el lógico estupor en la Iglesia, sino que congelaron las gestiones que allegados a Milei estaban haciendo ante la cúpula del Episcopado para una visita del libertario a fin de mejorar la relación.

Cabe preguntarse: ¿Cómo es posible que, por un lado, se busque un acercamiento de Milei a la Iglesia y que, por el otro lado, el propio Milei lo dinamite? ¿O acaso es una persona impredecible? En tal caso, sería muy inquietante porque se trata de alguien con posibilidades de ser presidente.

Algo es seguro: La Iglesia decidió -al menos por ahora- no salir a responderle a Milei. En medios eclesiásticos se afirma que el presidente del Episcopado ya dijo lo que tenía que decir y que la institución no puede estar saliendo a responder cada exabrupto del libertario. Mucho menos -se señala- en tiempos de campaña electoral en que cualquier manifestación corre el riesgo de ser utilizada para perjudicar o beneficiar a un candidato, lo cual termina metiendo a la Iglesia en lo que no debe: la disputa electoral.

De todas maneras, los propios candidatos son los interesados en acercarse a la Iglesia en cada elección para exponer sus propuestas y escuchar las inquietudes del clero. Sea a la cúpula eclesiástica como a los curas villeros. Lo cierto es que, tras la misa, el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, se apresuró a pedir un encuentro con los curas villeros. Es sabido que Massa no tiene una buena relación con Francisco desde que procuró que el Vaticano lo removiera de su cargo como arzobispo porteño, pero -tenaz- intenta recomponer el vínculo.

Para alegría de los curas villeros -que empezaban a recibir críticas de apurarse a criticar a Milei e inclinarse por Massa- Patricia Bullrich también les pidió un encuentro en que el la candidata de Juntos por el Cambio sorprendió al revelarles que le había enviado una carta al Papa en la que le pedía que venga a la Argentina. Bullrich -que le pidió ayuda a los sacerdotes para que se concrete la visita- consideró que la Argentina probablemente nunca más tendrá un pontífice y que Francisco puede ser de una gran ayuda para sacar al país del atolladero.

Resulta atinado cómo cayó esta actitud Bullrich dentro de las filas de Juntos por el Cambio, donde se cuentan dirigentes que suelen ser durísimos con el Papa como Miguel Ángel Pichetto y Fernando Iglesias. O en el propio Mauricio Macri, que tuvo un vinculo difícil con Francisco. Ambos le atribuían al otro acciones para perjudicarlo. Si se trató de una actitud electoral, seguramente Jaime Durán Barba la desaprobaría porque en el inicio de la presidencia de Macri decía que el pontífice “no sumaba ni diez votos”.

En tanto, el más famoso cura villero, el padre Pepe Di Paola, dijo tras la misa de desagravio que si Milei quiere tener una reunión con ellos primero deberá disculparse por las imputaciones al Papa. Lejos de semejante actitud, el libertario dobló la apuesta. Y si gana, ¿vendrá igual el año que viene Francisco a la Argentina? En Roma insisten: irá igual a su país. En tal caso, será para alquilar balcones.