Santiago del Estero, Jueves 09
Mayo de 2024
X
Opinión y Actualidad

Crítica de "Aquaman y el reino perdido"

"Aquaman y el reino perdido" cierra su etapa en DC con una película deslabazada pero con aroma a clásicos de la aventura como Edgar Rice Burroughs.

21/12/2023

Por Fausto Fernández
Para Fotogramas

Es imposible no tener cariño y acompañar en su romántico hundimiento (en las simas de lo que ya no será jamás la DC en largometrajes de imagen real) a esta segunda y última aparición protagónica del fibrado y húmedo Jason Momoa como el señor de Atlantis. Es uno incapaz, incluso en modo crítico cinematográfico "imparcial", de no enviarle ondas sónicas de simpatía a 'Aquaman y el reino perdido', aventuras camp bajo unos mares que parecen diseñados por el Esteban Maroto de 'Las Crónicas de Atlantis' (su aportación tebeística excelsa al personaje junto al, fundamental, guionista Peter David) y que, consciente o inconscientemente, son una huida de todo lo que la DC con James Gunn no será a partir de ahora; lo que ni siquiera era la propia DC cuando llegó por aquí James Wan con 'Aquaman'. Si ya en aquel primer título la película se quería verso naíf y suelto dentro del universo liderado por Superman y Batman, en su continuación esa máxima se maxifica y la road movie submarina que empareja a los hermanastros y antagónicos personajes de Momoa (Bud Spencer) y Patrick Wilson (Terence Hill) se reivindica como un mundo aparte, ajeno a Gunn, Snyder y a los demás cineastas que han trabajado en él con mejor o peor fortuna. 'Aquaman y el reino perdido' es 'Le seguían llamando Trinidad' (el running gag sobre si uno de los dos protagonistas puede confiar en el otro; las puntuales peleas con Manta Negra…) y es un péplum acuático con un forzudo de pocas luces y un compañero guapo saltando de lugar mitológico a lugar mitológico sin que importe la inconexa sucesión de estas peripecias puntuales.

Comentaba James Wan en la entrevista a Fotogramas que esta nueva cinta de Aquaman bebía de los añejos seriales cinematográficos de Flash Gordon y de las novelas (publicadas antes por entregas en revistas pulp) de Edgar Rice Burroughs. Y, sí, eso es total y suicidamente cierto en estos tiempos modernos que nos ha tocado la desgracia de vivir. La estructura deslavazada de 'Aquaman y el reino perdido' quizás se deba a sucesivos y traumáticos montajes, recortes y escenas rodadas al margen de James Wan (aunque en el fondo es una película muy de Wan: padres de familia sumergidos en territorios extraños y peligrosos para proteger a los suyos y que descubren cosas oscuras sobre ellos mismos), y sin embargo reconozco más en ella la de los trece episodios del serial de 1936 sobre Flash Gordon (el de los hombres tiburón el que más), sus cliffhangers y su inocencia extrema (tontería es lo que dirán los descreídos espectadores actuales) en la actitud de sus héroes y de sus némesis de (cómo no) tebeo. Por descontado que Burroughs está asimismo en este "continuará" (que sabemos que jamás lo hará) folletinesco que es 'Aquaman y el reino perdido': el John Carter en una Marte subacuática, en una space opera donde se suceden mundos diferentes y extraños tan kitsch como los califatos de las más locas historietas de Tarzán o de las películas exóticas de los años 40 de la Universal.

Le falta al film de James Wan un compromiso más loco con el material pulp y popular que maneja, tal vez cuestión de los problemas de posproducción con DC y Warner, y la poca entidad de sus (innecesarios) villanos. Le sobra una a veces pomposidad que no va con él y personajes secundarios que no interesaban ya en 'Aquaman'. Mas incluso así, no me sale abjurar de esta cinta ideal en estas fechas para dejarse llevar en un cine que podría ser nuestras salitas de estar de chavales de los 70 ante el desfile de gloriosos largometrajes seleccionados por TVE en su añorado 'Especial Vacaciones'. No puedo (no quiero) darle la espalda a 'Aquaman y el reino perdido', tan adorablemente tonta como los dibujos animados televisivos de la Filmation con el más Alfredo Alaria superhéroe de la DC embutido en maillot de lamé y cabalgando un caballito de mar.

Para rescatadores, con alma de niños, de los hundimientos de la DC.