Aunque el superávit gemelo sea una buena noticia, aún persisten dudas o interrogantes en cuanto a la sostenibilidad del ajuste. Básicamente por estos motivos:
* Casi la mitad del ahorro del primer bimestre se explica por la licuación a las prestaciones sociales.
* El recorte a los subsidios económicos (19% del ahorro total) se explica por el no pago a CAMMESA (también en gran medida).
Por esto, es fundamental que:
* Avanzar con el capítulo fiscal de la ley ómnibus original.
* Ajustar las tarifas de los servicios públicos.
* Modificar la fórmula de movilidad previsional.
* Negociar con gobernadores y reforzar la protección social.
La fase comercial
El saldo fue superavitario en u$s1.438 millones, subproducto de exportaciones e importaciones que alcanzaron los u$s5.531 millones y u$s4.093 millones, respectivamente. Los meses consecutivos de balance positivo se explican por el derrumbe de las importaciones (-18,6% interanual). La mitad de la caída fue por menores compras de energía y baja de bienes intermedios y piezas y accesorios (también hubo un importante stockeo en 2022-23 por un dólar oficial muy barato).
Yendo hacia el plano financiero, la determinación de la no negociabilidad en lo fiscal, más la acumulación de reservas, generan el optimismo necesario para que los bonos soberanos alcancen su valor máximo desde su emisión. La baja tasa de interés ratificada por el mercado significa que hay una confianza en el descenso de la tasa de inflación que empieza a consolidarse.
Y, por otra parte, están dispuestos a suscribir instrumentos en tasa fija al mismo tiempo que los bonos CER siguen rindiendo negativo y los dólares financieros parecen mantenerse estables. Sería factible que los próximos movimientos de la tasa de interés tengan más correlación con la dinámica de suba del tipo de cambio que con la dinámica inflacionaria, si bien ambas guardan cierta correspondencia. Por esto, si hubiera aumentos en el crawling peg, debería guardar relación con las tasas que convalida el mercado.
En resumen, las perspectivas son buenas por la recuperación del agro y menos importaciones (que impactarían positivamente en la balanza comercial). No obstante, hay una luz de alerta con:
* Los commodities primarios, que ya cayeron bastante en las últimas semanas.
* El tipo de cambio real que ya se apreció 35% desde la devaluación de diciembre.
Con un crawling como el actual, sería ineludible una recalibración en los próximos meses vía:
* Modificación del blend (80% dólar oficial y 20% CCL, al día de hoy).
* Algún beneficio impositivo, acelerando la depreciación diaria.
* O mediante un salto discreto.
De esta forma, la unificación cambiaria puede seguir demorándose, pero es posible esperar un desarme más paulatino de las restricciones cambiarias y del acceso a las importaciones.
(*) Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA