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Cómo recuperar un buen descanso y cuidar la salud después de los 60 años

Dormir bien en la adultez mayor es posible y esencial para preservar la memoria, el ánimo, la salud física y la autonomía.

02/08/2025

Dormir bien no es un lujo, es una necesidad. Sin embargo, según datos del National Institute of Mental Health, el 30% de las personas mayores presenta un sueño de mala calidad, un 10% padece insomnio persistente y un 3,2% sufre hipersomnia. Aunque el paso del tiempo modifica los patrones de descanso —con sueño más liviano, despertares frecuentes y mayor somnolencia diurna—, los especialistas aseguran que es posible mejorar la calidad del sueño a cualquier edad.

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“La calidad del descanso funciona como una orquesta: si un instrumento desafina —estrés, medicación, dolor—, todo se altera. Afinando cada parte, la música vuelve a sonar”, explicó la médica geriatra y gerontóloga Carolina Díaz (MN 113458).

En la sociedad todavía persisten mitos como que “es normal dormir solo cuatro horas después de los 60” o que “ya no se puede mejorar el sueño en la vejez”. Los expertos lo desmienten y afirman que dormir bien es fundamental para preservar la memoria, el estado de ánimo, la salud física y la autonomía.

Un mal descanso no solo genera cansancio, sino que también puede afectar la memoria, incrementar el riesgo de ansiedad o depresión, favorecer caídas, disminuir la independencia y dificultar el control de enfermedades como hipertensión o diabetes.

Para mejorar la calidad del sueño, los especialistas recomiendan identificar y tratar las causas físicas, emocionales o ambientales que lo afectan; evitar la automedicación; mantener rutinas regulares, practicar actividad física, generar espacios de relajación y reducir el uso de pantallas antes de ir a la cama.

Entre las medidas más simples que pueden marcar la diferencia figuran: un refrigerio liviano antes de dormir, evitar la cafeína por la tarde, no dormir siestas prolongadas, realizar ejercicio de manera regular pero no justo antes de acostarse, disminuir estímulos intensos en la noche y mantener horarios estables para acostarse y levantarse.

En casos persistentes, se aconseja consultar a un especialista en sueño para evaluar la situación de forma personalizada. “Dormir bien es mucho más que descansar: es recuperar energía, fortalecer la memoria, mejorar el humor y renovar las ganas de vivir. Nunca es tarde para volver a soñar... y dormir profundamente”, concluyó Díaz.