La Policía y los servicios de inteligencia analizan presuntos vínculos de los atacantes con el Estado Islámico, viajes previos a Filipinas y posibles fallas en los sistemas de control y seguimiento.
Las autoridades australianas continúan avanzando en la investigación del ataque ocurrido el pasado domingo en Bondi Beach, y en las últimas horas se conocieron nuevos datos que refuerzan la hipótesis de un atentado de carácter terrorista.
HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE DIARIO PANORAMA Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO
Según informó la cadena pública Australian Broadcasting Corporation (ABC), los autores del ataque habrían recibido entrenamiento y motivación ideológica vinculados al Estado Islámico. De acuerdo con esa información, los agresores realizaron un viaje al sur de Filipinas aproximadamente un mes antes del atentado, con el presunto objetivo de recibir adiestramiento militar. En esa región operan desde la década de 1990 diversas redes asociadas a organizaciones extremistas.
En el marco de la investigación, la Agencia de Inteligencia Australiana analizó los antecedentes del padre y el hijo involucrados en el hecho, identificados como Sajid Akram y Naveed Akram. Según las fuentes citadas, el joven, de 24 años, mantenía vínculos con una organización extremista con base en Sídney.
Asimismo, ABC indicó que durante las pericias se hallaron dos banderas asociadas al Estado Islámico en el vehículo utilizado por los agresores, lo que reforzó las sospechas de que ambos habrían jurado lealtad a un grupo terrorista.
Una fuente de alto rango del sector de seguridad señaló que Naveed Akram ya había sido objeto de observación en 2019, cuando tenía 18 años, debido a “indicios de intención” y posibles vínculos con células extremistas locales. No obstante, en ese momento las autoridades consideraron que no era necesario profundizar la investigación.
De acuerdo con el informe periodístico, ninguno de los implicados figuraba en listas de vigilancia antiterrorista durante su estadía en Filipinas ni tenía impedimentos legales para acceder a armas de fuego antes del ataque. Consultado sobre este punto, el ministro de Asuntos Internos de Australia, Tony Burke, se limitó a señalar que se produjo “un cambio radical en el perfil de riesgo” de uno de los atacantes en el período previo al hecho.
La investigación continúa en curso, mientras las autoridades evalúan posibles fallas en los mecanismos de prevención y seguimiento de amenazas extremistas.