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Cómo prevenir intoxicaciones alimentarias durante las fiestas y el verano

Ante el aumento de las temperaturas y el mayor consumo de comidas elaboradas, el SENASA difundió una serie de pautas para reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos durante las celebraciones de fin de año.

Hoy 13:00

Con la llegada de las fiestas de fin de año y el inicio de la temporada estival, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) volvió a poner el foco en la prevención de las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA), un riesgo que se incrementa durante los meses de altas temperaturas.

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El organismo advirtió que el calor favorece la proliferación de bacterias como Salmonella, Escherichia coli y Clostridium botulinum, responsables de cuadros infecciosos o tóxicos que pueden afectar la salud de manera aguda o crónica.

Las ETA se producen por el consumo de agua o alimentos contaminados con microorganismos, parásitos o toxinas, y pueden manifestarse con síntomas como diarrea, vómitos, fiebre y dolor abdominal.

Los grupos más vulnerables son los niños, los adultos mayores, las personas gestantes y quienes presentan defensas bajas, por lo que la adopción de prácticas seguras resulta clave, especialmente en contextos de reuniones familiares, comidas prolongadas y preparaciones realizadas con anticipación.

En este marco, el SENASA difundió una serie de recomendaciones orientadas a la compra, conservación y preparación de alimentos. Entre las principales medidas se destaca el mantenimiento de la cadena de frío, conservando carnes, lácteos, huevos y pescados a temperaturas inferiores a los 5 °C, y evitando que los alimentos permanezcan fuera de la heladera por más de dos horas. En caso de traslados, se aconseja el uso de conservadoras con hielo.

Otro punto central es la correcta cocción de los alimentos. El organismo remarcó que carnes, aves, pescados y huevos deben cocinarse completamente, evitando preparaciones crudas o semicrudas, que incrementan el riesgo sanitario, especialmente durante el verano. También se insiste en prevenir la contaminación cruzada mediante el uso de utensilios y tablas diferenciadas para alimentos crudos y cocidos, junto con una adecuada higiene de manos y superficies.

El lavado correcto de frutas y verduras con agua segura, la utilización de lavandina apta para alimentos siguiendo las indicaciones del envase, el consumo de agua potable y la elaboración de hielo con agua segura forman parte de las pautas difundidas. A esto se suma la recomendación de descongelar alimentos únicamente en heladera o microondas, refrigerar rápidamente las sobras y controlar el tiempo de exposición de fiambres, ensaladas y platos fríos sobre la mesa.

El pollo en las fiestas: aporte nutricional y elección habitual
En paralelo a las recomendaciones sanitarias, el Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo (CINCAP) destacó el rol del pollo como uno de los alimentos más presentes en las mesas argentinas durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Su consumo, arraigado en la tradición familiar, se sostiene por su perfil nutricional, su versatilidad culinaria y su accesibilidad económica.

Según información difundida por el organismo, una porción promedio de pollo —equivalente a media pechuga o un muslo— aporta cerca del 50 % de las proteínas recomendadas para un adulto por día. Este aporte se combina con un bajo contenido de grasas, especialmente en el caso de la pechuga, que presenta alrededor de un 1,5 %, mientras que el muslo alcanza aproximadamente un 5 %, lo que lo convierte en una opción frecuente para comidas completas y de fácil digestión.

Desde el CINCAP también subrayaron el aporte de micronutrientes presentes en la carne de pollo, como vitaminas del complejo B —B2, B3, B5, B6 y B12—, además de colina y minerales como zinc, hierro, selenio y fósforo. Estos nutrientes están asociados al metabolismo energético y al correcto funcionamiento del sistema nervioso, contribuyendo a una alimentación equilibrada incluso en contextos festivos.

La versatilidad culinaria completa el panorama. El pollo puede prepararse al horno, a la parrilla, relleno, frío en ensaladas o incorporado en platos elaborados, lo que facilita su adaptación a distintas preferencias y costumbres regionales. A esto se suma el factor económico: estudios sectoriales indican que una parte significativa de los consumidores lo elige por su relación precio-rendimiento, un atributo relevante en un período de gastos concentrados.

Desde ambos organismos coincidieron en que la combinación de alimentos seguros, prácticas adecuadas de manipulación y elecciones informadas resulta clave para que las celebraciones de fin de año y el verano transcurran sin inconvenientes sanitarios, priorizando la salud y el disfrute en torno a la mesa.