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Marzo de 2024
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Los países pobres enfrentan desafíos por envejecimiento

En un preocupante informe que nos remite desde Nueva York nuestro colega Stefano Gennarini, del semanario Friday Fox, nos explica una nueva y grave preocupación que gana a los estudiosos de Naciones Unidas con relación al tema de la población mundial. “Cuando eran jóvenes -dice- se les prometió prosperidad y seguridad. Ahora, en la vejez, enfrentan la ruina y la bancarrota”. Se refiere obviamente a los países pobres, que no están listos para encarar el fenómeno mundial del envejecimiento, según un nuevo índice de la agrupación de defensa HelpAge International.

17/10/2013

Pese a su tono optimista, los datos son alarmantes. Los países enfrentan un auténtico déficit demográfico. Su mano de obra en disminución no es capaz de mantener a los ancianos. Carecen de recursos para subvencionar programas de pensión y atención médica necesarios para atender a poblaciones que envejecen velozmente.

Según lo que ha investigado Stefano, el envejecimiento es un fenómeno mundial. Pero los países pobres están envejeciendo más rápidamente a raíz de políticas agresivas de planificación familiar y control demográfico. Durante décadas, organismos de la ONU, países ricos y filántropos prometieron a los países pobres un “dividendo demográfico” de estas políticas. El beneficio constituye el ingreso extra que las familias perciben debido a que tienen menos hijos. Las naciones carentes cumplieron con su parte. Los desembolsos mundiales en actividades demográficas que tienen el efecto generalizado de reducir la fertilidad alcanzaron los 60.000 millones de dólares el año pasado.

Muchos países tienen una fecundidad por debajo del nivel de reemplazo y mujeres que en promedio tienen menos de dos hijos. Unos pocos, mayoritariamente en Asia, han experimentado un desarrollo económico significativo. Pero todos enfrentan el mismo problema ahora. El mundo está envejeciendo y prácticamente nadie está listo. HelpAge pronostica que para el 2050 casi una cada cuatro personas tendrá más de sesenta años. En la actualidad, solo el 11 % de la población mundial tiene más de esa edad. El índice clasifica a 91 países según seguridad en los ingresos, estado de salud, educación y empleo para las personas mayores.

La preparación de los países pobres en vista al fenómeno del envejecimiento se está convirtiendo en un tema recurrente entre demógrafos y agrupaciones dedicadas a la población. Los demógrafos observan que “los países en desarrollo envejecerán antes de hacerse ricos”. Esa es una de las conclusiones de la División de Población de la ONU en preparación para el programa de desarrollo que reemplazará a los Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2015. Puede que los retos sean incluso más pronunciados. Un informe reciente del Deutsche Bank elaborado por el renombrado economista Sanjeev Sanyal predice que la población mundial alcanzará su punto máximo en 2055 y no en 2100, como prevé la ONU. El envejecimiento también será más veloz.

Sanyal señala que el envejecimiento mundial combinado con un mejor nivel de salud dará origen a poblaciones activas más viejas. A los países en desarrollo con mano de obra menos calificada les resultará difícil competir en un mundo que envejece. Sanyal también predice que la fertilidad en África disminuirá mucho más rápido de lo que afirma la división de población de la ONU debido a la urbanización, lo cual agrava los desafíos que representa el envejecimiento en la región del mundo menos desarrollada y la única donde la fertilidad es todavía alta. Los 1.000 millones de dólares que los países ricos entregan a África para actividades demográficas cada año también podrían ser responsables de ésto.

El envejecimiento se está convirtiendo en una de las áreas políticas más dinámicas en el mundo ya que los países en desarrollo buscan asesoramiento sobre cómo afrontar el fenómeno. Algunos países y activistas propusieron un acuerdo de la ONU para abordar el problema. Pero pocos están dispuestos a asumir obligaciones que requieran un mayor gasto público. Los sistemas jubilatorios que se desmoronan ya afectan a las naciones ricas con baja fertilidad y economías lentas. Ni siquiera Estados Unidos podrá mantener el gasto en seguridad social dentro de unas cuantas décadas.

(FUENTE: Catholic Family & Human Rights Institute)