En el 50° aniversario de la Parroquia Virgen del Valle. También pidió fortalecer las instituciones y “crearlas sobre rocas”. La celebración se hizo este domingo por la mañana, en el marco de los festejos por los cincuenta años de la parroquia Virgen del Valle.
Este domingo la parroquia Virgen del Valle del barrio Huaico Hondo celebró sus 50° años, y la misa fue presidida por el obispo Francisco Polti. Antes de comenzar la celebración el padre Roberto, sacerdote de la parroquia, agradeció a los fieles por la presencia y por lograr que esta este día sea una verdadera fiesta.
El obispo también agradeció a la comunidad por los esfuerzos realizados para lograr esta fiesta, y “que sea una fiesta de todos”, acotó. En la homilía, el prelado recordó los inicios de la parroquia resaltando al padre Santiago Salazar que llegó a este barrio e inauguró “una nueva familia parroquial”.
“No había templo entonces, por lo que se tuvo que arreglar para reunir la naciente comunidad con las instalaciones de la escuela Borges y la biblioteca “Esteban Echeverría. Con el paso de los años, se habilitó el nuevo templo, precisamente en el año 1956; y el 14 de agosto de 1962, siendo obispo Monseñor Manuel Tato, se crea la Parroquia Nuestra Señora del Valle”, agregó.
Polti también dijo que “esta comunidad (Virgen del Valle) ha crecido intensamente la población, al tiempo que se han generado nuevas situaciones espirituales y humanas. Al celebrar el 50º Aniversario de esta parroquia miramos y rezamos a Nuestra Señora del Valle. Como María, sabemos que aquel que vive el evangelio se sabe elegido por Dios y llamado por Jesús para seguirle, para ser enviado a anunciar la Buena Noticia y ser testigo de su amor.
Tras la lectura del Evangelio de San Lucas explicó que María, “al conocer por la revelación del ángel la necesidad en que se encontraba su prima Santa Isabel, próxima ya al parto, se apresura a prestar ayuda, movida por la caridad”.
“Querida comunidad de Nuestra Señora del Valle. Jesucristo, se acerca a nosotros para hablarnos al corazón, para decirnos que edifiquemos nuestra vida y la comunidad parroquial sobre roca, es decir, en Él. A Jesucristo tenemos que conocerlo, amarlo e imitarlo, tenemos que vivir en Él y transformar la historia desde Él. Trabajemos para ser una comunidad abierta a la cultura de nuestro tiempo, que sea capaz de desarrollar instituciones educativas, recreativas, caritativas o del tipo que fuere, pero que se hace presente en medio del mundo para hablar a los hombres con obras y con palabras”, señaló Mons. Polti.