En la recepción diplomática, el embajador argentino ante la Santa Sede quedó ubicado lejos de Francisco.
Una foto oficial. Un papa argentino, protagonista, en el centro. Un embajador argentino ante la Santa Sede, en lugar secundario, a un costado y alejado del pontífice.
Ayer, en un encuentro con diplomáticos de 180 países acreditados en la Santa Sede, el papa Francisco abogó por una Iglesia más abierta. Pidió intensificar el diálogo entre las distintas religiones, sobre todo con el islam, y profundizar la relación con los no creyentes.
Acorde con el estilo sencillo y directo que lo caracteriza, el primer contacto de Francisco con el cuerpo diplomático acreditado en el Vaticano fue simple, cercano. Su discurso fue coronado con un fuerte aplauso. Después de hablar saludó, durante una hora, uno por uno, a los embajadores.
Juan Pablo Cafiero, el embajador argentino ante la Santa Sede, quien asistió a la audiencia junto con su esposa, María Luisa Bianchi, contó que, a la hora del saludo, el Papa, muy afectuoso, le dijo: "Rece por mí y salude a todos los argentinos".
"Los demás embajadores estaban exultantes, todos destacando el cambio extraordinario que marca el papa argentino", dijo Cafiero.
Sin embargo, en la foto oficial del encuentro, el diplomático argentino quedó relegado en un lugar secundario, alejado del Sumo Pontífice.
Qué pasó. Poco después de que Jorge Bergoglio fuera elegido papa, trascendió que Cafiero había hecho gestiones para entregar un dossier con graves acusaciones por la actuación del sacerdote argentino en la última dictadura militar. ¿La supuesta intención? Que lo vieran los cardenales reunidos en el cónclave.
Cafiero negó esas gestiones y la exitencia del dossier. "Es absolutamente falso, es un relato absurdo y cualquiera que conoce cuestiones del Vaticano puede darse cuenta", lanzó .
"Es todo una fantasía y ante semejantes mentiras me siento muy débil y desconcertado... Es un intento de dañar el trabajo de nuestra embajada", agregó .