Carlos Bustamante, un profesional de la ciudad de Frías, fue una de las víctimas de los seis casos de secuestro virtual que se registraron en la ciudad este lunes. Relató como fueron las tres horas de terror que vivió cuando mediante engaños, malvivientes le dijeron que su hijo había sido secuestrado en Córdoba.
Una ola de secuestros virtuales se vivió este lunes en la ciudad de Frías. Esta modalidad delictiva, contacta telefónicamente a sus víctimas, a quienes le aseguran que un familiar fue víctima de un secuestro y jugando con la desesperación logran que se les deposite importantes sumas de dinero.
Carlos Bustamente, fue una de las víctimas de estos malvivientes y relató las horas de terror que le tocó vivir cuando recibió una llamada en la que le aseguraban que su hijo había sido secuestrado y que debía depositar la suma de 10 mil pesos para que sea liberado.
“A las 9.30 de la mañana me llamaron a mi estudio, una persona que se identificó como Daniel Medina. Me dijo que hubo un accidente terrible entre tres vehículos y me preguntó si tenía un hijo estudiando en Córdoba. Después me preguntó si quería hablar con él. Le dije que por supuesto y me pasaron con alguien que hablaba de manera idéntica a mi hijo, no sé si se trataba de un actor o alguien que lo conocía”, relató el hombre.
Bustamante agregó que su supuesto hijo dijo estar “aterrorizado”. “Le pregunté por qué, si ya estaba fuera de peligro y ahí me explicó que tenía un arma en la cabeza. Le sacan el teléfono y la persona con la que había hablado me dijo que se trataba de un secuestro y que me iban a dar indicaciones que debía cumplir para que mi hijo siga con vida. Me pidieron 10 mil pesos y me dijeron que no hable con la policía ni con nadie, que por cada persona que hable le iban a cortar un dedo a mi hijo”.
Según las indicaciones de los malvivientes, Bustamente debía realizar un giro a través de la empresa Western Union a nombre de Daniel Edgardo Unrein a Córdoba Capital. “Me fui al correo y después hablé con él. Me dijo que se comunicarían de vuelta y a los 20 minutos llamaron. Atendió mi señora y ella fue la que se dio cuenta que no era la voz de nuestro hijo”.
“En ese momento llamamos al trabajo de mi hijo, y nos atendió él, quien no explicó que estaba perfectamente bien y que el secuestro era una farsa”, explicó conmovido.
Finalmente, la víctima explicó que su relato responde a un deseo: “No quiero que esto le suceda a ninguna persona porque es horrible. Agradezco que no tenemos ningún problema cardíaco, porque podríamos haber muerto de un infarto. Fue un momento violento, fueron tres horas de terror”.