En Estados Unidos y otros países se están extendiendo los "Bailes de la Pureza", una celebración en la que las niñas juran ante el padre su virginidad hasta el día del matrimonio.
Si eres madre o padre de una chica que se acerca a la adolescencia y te preocupa el momento en que comience a quedar con chicos o tenga sus primeras experiencias… ¡problema resuelto! En Estados Unidos y otros países se están extendiendo los "Purity Ball" o "Bailes de la Pureza", una celebración en la que las niñas juran ante el padre su virginidad hasta el día del matrimonio. A veces con solo seis o siete años.
Hace cinco años casi nadie había oído hablar de los “Bailes de Pureza”, cuyo nombre completo es “Fathers - Daughters Purity Ball”. Sin embargo, hoy se celebran en 48 estados de Estados Unidos y han llegado a 17 países, habiéndose convertido en un fenómeno de alcance mediático con reportajes y películas. La familia Wilson, residente en la ciudad de Colorado Springs (Colorado), ideó una ceremonia en la que las hijas juraban virginidad y castidad ante sus padres hasta el día en que llegaran al altar. Era 1998.
El ritual, que cuenta con los padres como maestros de ceremonia, tiene forma de baile e incluye una elegante reunión con chicas de diferentes edades, a veces tan pequeñas como de cuatro años, enfundadas además en hermosos trajes blancos. La web de los Wilson, destinada a difundir información de estos bailes, dice: “es una ceremonia donde los padres firman un compromiso como hombres responsables de todas las áreas de la pureza. Las hijas silenciosamente prometen vivir vidas puras ante Dios por el símbolo de dejar una rosa blanca en la cruz”.
“Porque debemos cuidar a nuestras hijas como princesas reales”, dice el eslogan de la web. Asimismo, en esta ceremonia los padres llevan el rol principal, pues son ellos los que dirigen a sus hijas al baile, bailan con ellas y reciben homenajes así como la promesa de que las chicas no se acercarán a ningún otro hombre sin que el padre dé primero su aprobación.
Pero las críticas a esta práctica no se han hecho esperar. Una parte de la sociedad se ha escandalizado ante un tema que considera una regresión y una vuelta al control paternal sobre la autonomía, la libertad de decisiones o la sexualidad de las mujeres. No obstante, quienes organizan estas ceremonias defienden que es un compromiso tomado libremente entre padres e hijas, a veces realmente pequeñas.
Si hace algunos años la película “The Virgin Daughters” ya documentó este fenómeno cuando aún no era conocido, recientemente el fotógrafo sueco David Magnusson ha querido incidir en este tema a través de un libro de fotografías sobre estas curiosas parejas de padres e hijas: ante las imágenes uno no sabe si sentir ternura o repulsión.
Está claro que tanto madres como padres nos preocupamos, por supuesto, cuando nuestros hijos empiezan a sentir interés en el terreno de la sexualidad y conocemos los peligros de ese momento. Pero, en tu opinión, ¿se ha de llegar tan lejos como llegan estos padres?