Este 24 de junio se cumple un nuevo aniversario del deceso del cantante cordobés quien murió cuando estaba en el auge de su carrera.
La figura del cuartetero cordobés Rodrigo Bueno, una de las más populares de la música argentina de los últimos años, parece volver a crecer al cumplirse 15 años del trágico accidente automovilístico que en ese momento lo erigió en mito.
El artista, que encantó a partir de un carisma que paseó sin pausa por la fauna mediática tras alcanzar el éxito masivo, murió el mismo día que Carlos Gardel pero 65 años después. Tras varios años de trabajo en la música y una decena de álbumes editados, Rodrigo llegó al éxito masivo y logró trascender ampliamente las fronteras del género musical en el que se desarrolló.
Desde un puñado de canciones directas y pegadizas que reafirmaron su compromiso con el folclore regional que lo definía, el cantante, dueño de un rostro bello y verde mirada pícara, logró hacerse un lugar propio dentro del peculiar universo de la música bailantera.
"El cuarteto fue muy marginado por los militares y me encanta defenderlo aunque yo no sea el Che Guevara, como también me encanta que tenga su lugar en revista Gente porque eso significa que con el cuarteto pude ganarle a la cumbia", opinó Rodrigo en marzo de 2000, antes de la imponente serie de conciertos que ofreció en el estadio porteño Luna Park.
Una desgraciada madrugada, tras un recital en el boliche Escándalo, de la localidad bonaerense de City Bell, lo empujó a la muerte sobre la autopista Buenos Aires-La Plata, a la altura de Berazategui. El accidente, en el que también perdió la vida el actor Fernando Olmedo (hijo del genial artista rosarino Alberto Olmedo), precipitó una oleada de devoción popular que Rodrigo Bueno venía sembrando a ritmo de cuarteto.
La noticia corrió con rapidez, generando dolor entre una multitudinaria legión de fanáticos de todo el país que se hicieron tiempo y lugar para despedirlo masivamente en la municipalidad de Lanús y, poco después, convertir la zona de Berazategui en un santuario popular de recordación.