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Locales

La historia de la Madre de la Ciudades: la Fundación de la Ciudad del Barco

Corría el año 1549, cuando el sacerdote y licenciado Pedro de La Gasca, presidente de la Real Audiencia de Lima, intentaba pacificar las sucesivas revueltas que se habían originado en Perú.

19/07/2017

Astuto y activo, como lo define Raúl Lima, La Gasca encomienda varias misiones, entre ellas la denominada “descomprimir la tierra”, entendiéndose ésta, como una medida tendiente a evitar que la soldadesca que se encontraba inactiva en las ciudades, generasen nuevos conflictos y levantamientos.

Entre esas decisiones y realizadas previas consultas, La Gasca encomienda a Juan Núñez del Prado, dirigir una expedición “para poblar un pueblo”, en una región conocida en “lengua de indios, como Tucumán”.


   ⇒ Capítulo I: La historia desde el principio: la fundación de la Madre de Ciudades


Según describe José Néstor Achaval, Núñez del Prado, de destacada actuación militar, “había ganado prestigio, el que se acrecentó al desempeñarse como alcalde de las minas de Potosí, donde su eficaz actuación le mereció el respeto no sólo de sus pares sino de los soldados e indios”; a lo que Di Lullo agrega: “donde estaba su persona era en los modales, mesurados, que traducían la serenidad y el reposo de quien había sido un buen administrador de minas”.


   ⇒ Capítulo II: La historia de la Madre de Ciudades: la gran entrada y descubrimiento


El 19 de junio del mismo año, La Gasca firma la provisión, manifestando en ella la necesidad de evangelizar a los naturales del lugar, garantizando buen trato; crear Cabildo, repartir tierras y encomendar indios. A Núñez del Prado le fue otorgado el cargo de “Justicia Mayor y Capitán” del pueblo y debía dar cuenta de todos los actos a la Audiencia de Lima.

Núñez del Prado parte al frente de aproximadamente 70 hombres, en una ruta que se presume fue la misma que antes había recorrido Diego de Rojas en la entrada descubridora.

El 29 de junio de 1550, en territorios de la actual provincia de Tucumán funda la ciudad que denomina Barco, en homenaje a Barco de Ávila, España, lugar del natalicio del Lic. La Gasca. La fecha exacta se conoce mediante las investigaciones de Gastón Doucet.

La ubicación del primer asentamiento de la ciudad de Barco fue al sur de la actual provincia de Tucumán, no habiendo quedado rastros de ella, lo que dificulta coincidir en el sitio exacto.

Ya fundado el Barco, Francisco de Villagra, Teniente de Gobernador de Valdivia en Chile, encontrándose en territorios cercanos, reclama a la ciudad Barco para su gobierno, argumentando cuestiones jurisdiccionales y desoyendo la provisión que le fuera otorgada por La Gasca, en la que se establecía que si hubiere un pueblo fundado, debía recibir instrucciones de la Audiencia o del Monarca sobre las acciones a seguir.

Raúl Lima expresa: “La falta precisa de límites facilitará el conflicto jurisdiccional a que dará lugar la fundación del pueblo de Barco, por Núñez del Prado; Valdivia lo considerará fundado dentro de los límites de la jurisdicción chilena, cuyo gobierno le pertenecía por disposición del mismo La Gasca”.

Ante la amenaza de “despoblar la ciudad”, Núñez del Prado cede a sus presiones y una vez que Villagra se retira, decide trasladar la ciudad, argumentando, según José Néstor Achával, la falta de alimentos y recursos causados por las huestes de Villagra y los abusos cometidos, lo que el autor documenta mediante la probanza de 1551.

La ciudad es así mudada a mediados de 1551, hacia territorios de la actual provincia de Salta, asiento al que Núñez del Prado llamó ciudad del Barco del Nuevo Maestrazgo de Santiago, que en función de las investigaciones de Achával, “mantuvieron no sólo las mismas autoridades, sino toda la traza material que la ciudad había tenido en su primer asiento tucumano”.

La ciudad del Barco, en su segundo asentamiento duró apenas ocho meses. Las hostilidades de los naturales y las dificultades que ocasionaba el desconocer su lengua, impulsó a Núñez del Prado a buscar un nuevo lugar que les garantizara recursos y tranquilidad. Decide, de esta manera, retornar hacia territorios del Tucumán, más precisamente hacia los “llanos de los juríes”.

Nuevamente la ciudad se levanta y las huestes recorren el camino hacia el sur. Ya en los llanos y junto al río del Estero (más tarde Río Dulce), la ciudad del Barco encuentra el sosiego que acunara su tercer asentamiento, que según Achával guardaba “seguramente la misma traza y el mismo Cabildo” y que Di Lullo lo ubicaría como “muy cercano al emplazamiento actual”.

Orestes Di Lullo evoca aquel momento en su libro Santiago del Nuevo Maestrazgo, trayendo a la realidad las imágenes y remembranzas que intuye en Núñez del Prado al cumplir su misión, diciendo: “En vano cierra los ojos exhausto y afiebrado, mientras piensa que su ciudad será el centro de numerosos pueblos, madre de ciudades, sede del obispado, cabeza de la gobernación.”

* Escrito con la colaboración de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia.

Fuentes:

José Néstor Achával “Historia de Santiago del Estero_ Siglos XVI-XIX” (Año 1988).

Orestes Di Lullo “Santiago del Nuevo Maestrazgo” (Año 1991).

Raúl Jorge Lima “La Fundación de Santiago del Estero” (Año 2014).