David y Jorge abandonaron Venezuela porque "hay mucha violencia" y "no hay trabajo". Eligieron esta ciudad ya que "es un lugar tranquilo" y "la gente es muy amable".
Venezuela atraviesa una de las peores crisis sociales y políticas de su historia, con una violencia feroz que ya se cobró más de 120 víctimas. Muchos de sus habitantes han decidido abandonar aquel caos y elegir distintos lugares en el mundo para rehacer sus vidas.
Tal es el caso de David Estevez y Jorge Jones, dos refugiados venezolanos que decidieron asentarse en la ciudad de Santiago del Estero. Ambos dialogaron en forma exclusiva con Noticiero 7 y relataron sus experiencias de vida y cómo ven la situación en su país natal.
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"Hace un mes que estoy en Santiago con mi esposa y mi hija. Es un lugar tranquilo, nos recibieron bien", sostiene David, y afirma que vienen de Panamá, donde estuvieron un año antes de llegar a estas tierras.
Jorge, por su parte, cuenta que primero llegó a la Argentina para estudiar un seminario en Mendoza y, además, por la situación que se presentaba en el país y que se veía venir". "Es como una batalla lo que hay Venezuela", lo define.
"Es imposible vivir el día a día" en Venezuela, dice David, y añade que el sueldo mínimo "no alcanza ni para comer un día". "Allá dejé mi casa, mis padres, mis hermanos, mi carro. Empezamos a nacer de nuevo, como vinimos al mundo, sin nada", confiesa.
David es albañil, maestro de obra. En el país que gobierna Nicolás Maduro trabajaba por cuenta propia, pero "en Venezuela no hay trabajo y las empresas que producían el cemento fueron expropiadas y llevaron a la quiebra".
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Y revela un dato alarmante: "un albañil venezolano gana un promedio de 200 mil o 250 mil bolivares mensuales, que no serían ni 30 dólares. Eso vale un pantalón".
"En Santiago estoy hace tres meses. Ahora vemos la situación muy difícil. El país está tristemente agotado, hay mucha violencia. Es como un juego psicológico que le hacen al pueblo venezolano, que es el que sufre todas las consecuencias", asegura Jorge.
En tanto, David cuenta que todos los días está en contacto con su familia y que le narran el horror que se vive allá. "Hoy me mandaron mensaje que la policía está entrando a las casas, saqueando, la poca comida que tiene la gente se la están sacando. No nos están tratando con seres humanos".
"Ahora estamos buscando empleo. Vemos la oportunidad en Santiago. Aquí es más seguro, la gente es muy amable, tenemos mucho apoyo de la gente", concluyó.