El Diez fue el choque de los Spurs ante el Liverpool en el estadio Wembley.
Ahí, metido entre todos los ingleses, está él, el tipo que los hizo arrodillarse en el Mundial del 86 ante su excelencia futbolística. Y lo aplauden y lo arengan y lo vitorean. Y Diego les regala su sonrisa compradora, sus besos arrojados a los cuatro costados del mítico y renovado estadio Wembley. Maradona pisa el césped, la dirigencia del Tottenham le hace llegar a modo de obsequio una camiseta del equipo con la 10 en el dorso y el viejo Pelusa monta su show, ya sin pelota, pero con el mismo carisma con el que gambeteaba rivales.
Diego Maradona está en Inglaterra ya que este lunes asistirá a la gala de los premios The Best, que entrega la FIFA y que contará con la presencia de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Neymar junior, entre otras estrellas de la número cinco. Y fue invitado de lujo del equipo londinense para ver el partido de este domingo ante Liverpool. Los dirigidos por el argentino Mauricio Pochettino ganaron 4 a 1 y siguen con su marcha firme en la Premier League.
Diego concurrió con gusto acompañado de su pareja, Rocío Oliva. Se vistió para la ocasión, con una fina bufanda azul marino y blanca, colores tradicionales del Tottenham. También estuvo con Osvaldo Ardiles, ex Selección Nacional y con una riquísima historia en el conjunto de Londres. En su gloriosa época en el Napoli, Maradona participó en un partido homenaje a Ardiles y se puso la 10 del Tottenham y enfrentó al Inter de Milán el 1 de mayo de 1986 en el estadio White Hart Lane.
Como jugador, el 10 solamente disputó un encuentro en Wembley. Fue un duelo amistoso en 1980 ante Inglaterra. Maradona tenía 19 años y su equipo cayó por 3 a 1. Este domingo piso ese césped por segundo vez en su vida y todo fue algarabía desde las tribunas. Claro que esto provocó reacciones en el Arsenal, eterno adversario londinense. En su Twitter oficial en español los gunners subieron una vieja portada de un diario que daba cuenta de una declaración de Diego: "Quiero jugar en el Arsenal". No faltó el sutil humor inglés.