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Coronavirus: una misteriosa trombosis inquieta a médicos de Estados Unidos

Profesionales de la salud están preocupados por graves trastornos en la sangre de pacientes con el nuevo coronavirus.

23/04/2020

Craig Coopersmith se levantó temprano, como de costumbre, y tipeó su búsqueda de todos los días en su teléfono. "¡Buen día, Equipo Covid!", escribió, y les pidió novedades a los jefes de unidades de terapia intensiva de los 10 hospitales del servicio de salud de la Universidad Emory, en Atlanta.

Uno de los médicos contestó que uno de sus pacientes había manifestado un extraño problema en la sangre: a pesar de recibir anticoagulantes, estaba fabricando trombos en varias partes del cuerpo. Una médica comentó algo parecido de un paciente suyo. Y también un tercer colega. Pronto, todos los miembros del grupo del chat informaban lo mismo desde sus unidades de terapia intensiva.

"Ahí supimos que el problema era grave", dice Coopersmith, cirujano de cuidados intensivos. Y cuando lo quiso verificar con colegas de otros centros médicos, terminó por preocuparse: "Le estaba pasando al 20, 30 y hasta 40 por ciento de los pacientes".

Hace un mes, cuando Estados Unidos fue entrando en aislamiento para prepararse para la primera oleada de Covid-19 , muchos médicos se tranquilizaron pensando que sabían lo que enfrentaban. En base a los primeros informes, el nuevo coronavirus parecía una variante de una enfermedad respiratoria estándar , más allá de ser muy contagiosa y de no contarse con vacuna ni tratamiento alguno. Desde entonces, sin embargo, se han ido convenciendo de que el Covid-19 no solo ataca los pulmones, sino también los riñones, el corazón, el intestino, el hígado y el cerebro.

Le estaba pasando al 20, 30 y hasta 40 por ciento de los pacientes

Y muchos médicos también reportan extraños e inquietantes casos que no se ajustan en absoluto a los libros de texto: enfermos con niveles de oxígeno extraordinariamente bajos -tan bajos que deberían estar inconscientes al borde de la muerte- que siguen hablando y chateando por teléfono como si nada; embarazadas asintomáticas con súbito paro cardiorrespiratorio; pacientes con síntomas muy leves desde todos los parámetros que se deterioran vertiginosamente en cuestión de minutos y se mueren en sus casas.

Sin patrones concretos en términos de franja etaria o enfermedades crónicas preexistentes, ya algunos científicos especulan que existe una causa común que podría explicar todas esas anormalidades: graves trastornos en la sangre de esos pacientes.

La preocupación es tan seria que algunos grupos de médicos plantean la polémica alternativa de administrar anticoagulantes preventivos a todos los infectados con el virus, incluso a aquellos que convalecen en sus casas.

La formación de trombos, coágulos sanguíneos que no se disuelven, es un síntoma contrario al producido por el ébola, el dengue, el mal de Lassa y otras fiebres hemorrágicas que provocan un sangrado imparable. Pero ambos síntomas son parte de un mismo fenómeno -trastornos en la sangre-, y pueden conducir a similares consecuencias.

Las autopsias revelan que algunas víctimas del Covid-19 tienen los pulmones llenos de microtrombos. Hay coágulos más grandes que pueden desprenderse y migrar por el torrente sanguíneo hasta el corazón o el cerebro, provocando un infarto o un ACV. El actor de Broadway de 41 años, Nick Cordero, estaba internado por coronavirus y el sábado debieron amputarle la pierna derecha por los trombos que impedían la llegada de sangre a los dedos de sus pies.

Lewis Kaplan, médico de la Universidad de Pensilvania y director de la Sociedad de Medicina de Terapia Intensiva de Estados Unidos, dice que los intensivistas atienden gran variedad de complicaciones por trombosis en su trabajo cotidiano, ya sea de pacientes con cáncer como en víctimas de accidentes graves. "pero no se coagulan de esta manera".

"El problema es que ahora sabemos que los pacientes se coagulan, pero no sabemos por qué", dice Kaplan. "Y como no sabemos, tenemos miedo".

"Nos fuimos dando cuenta"
Las primeras señales de alarma aparecieron en las piernas de algunos pacientes, que empezaron a hincharse y amoratarse. Hasta los pacientes anticoagulados en terapia intensiva estaban fabricando trombos en las piernas, algo frecuente en uno o dos pacientes de la unidad, pero no en tantos al mismo tiempo. La segunda señal llegó cuando las máquinas de diálisis, que filtran las impurezas de la sangre al fallar los riñones, empezaron a taparse varias veces al día.

"A todos nos quedó claro que estaba pasando otra cosa", dice Coopersmith.