La ex participante del reality atraviesa la cuarentena con un despertar literario, para escribir reflexiones, así como desarrollando un emprendimiento de indumentaria.
Gran Hermano 2015 se erigió en una novedad al cambiar de pantalla y saltar a América. En esa edición de mucho desparpajo, brotaron muchas figuras de la actualidad como Marian Farjat, Brian Lanzelotta y Romina Malaspina. Una de las más recordadas fue Belén Etchart, que cautivó a miles con su sonrisa y su belleza.
La morocha se erigió en una gran jugadora, salió tercera tras 155 días en el interior de la casa más famosa. Después de esa experiencia tremenda incursionó en la actuación con obras en Carlos Paz y la puesta de Enredados, junto a Fede Bal y Laurita Fernández.

Lo que nunca pasó desapercibido fue su excelsa figura, por eso engalanó cientos de producciones fotográficas, así como encendió las redes sociales desde sus cuentas.
Durante una entrevista Belu llevó a cabo un paralelismo del aislamiento social con el reality. “Gran Hermano nos preparó también para la pandemia, fue un simulacro de lo que estamos viviendo hoy”, sostuvo.
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Conocido su vínculo con lo religioso, Belén ahondó en el mensaje global que encierra el coronavirus. “Como decía el proverbio ‘el ánimo del enfermo soportará la enfermedad’, es decir, que si tenés las defensas bajas te entra cualquier peste. Es lo que enseñó Jesús, a controlar nuestros pensamientos, a filtrarlos porque nos intoxica, a limpiar nuestro corazón. También a cuidar nuestras palabras porque también nos contamina hablar cosas malas”, exteriorizó.

Claro que enfrascada en transitar por una lectura más profunda, Etchart diagramó una enseñanza de la cuarentena. “Esto sirvió para conectarnos con lo verdadero, el aquí y el ahora. Todo lo que tengo es esto. Hay que disfrutar de mi mamá, mi prima, mi tía, mi hijo. Disfrutar del mate que me tomo con mi mamá encerrada en mi casa. La vida es eso. Los sueños absurdos, futuristas, son pura vanidad. Al final hay que estar felices ya, ahora, con lo que sea más allá de las adversidades que nos rodean”, compartió.
El amor por la ropa
Belén recuerda que en la época anterior a su ingreso a Gran Hermano ya se había originado un interés por la indumentaria. “Al salir de la casa aproveché que me aumentaron mucho los seguidores y empecé a difundir la ropa por Instagram”, espetó.

Por eso hay un lazo con ese aspecto de su vida. Incluso, es la manera en la que ocupa sus días. “Lo que perseveró, después de las presencias y actuación, fue la indumentaria. Hoy hacemos showrooms en Capital y el Interior con mi socia que es de la Patagonia”, contó.
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Claro que el cese de muchas actividades comerciales también le tocó, aunque se las rebuscó. “Se comenzaron a reactivar las ventas, estamos reponiendo vestidos y zapatos de Miami. Hacemos envíos a domicilio, con todos los recaudos”, señaló.