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Pablo Ledesma, una historia de goles y campeonatos

El Chueco fue uno de los grandes goleadores del fútbol santiagueño, gritó campeón en todos los clubes donde jugó y festejó ascensos con Central Argentino y Sarmiento.

01/07/2020

Pablo Ledesma es sinónimo de gol y campeón. Su goles sirvieron para festejar bicampeonatos con Mitre y Unión Santiago. Además le permitieron convertirse en el único jugador que logró ascender con Sarmiento y Central Argentino, el club de sus amores.

Repasamos la gran trayectoria del Chueco, uno de los grandes goleadores que dio el fútbol santiagueño.


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Estamos en el patio de tu casa…

En esta cancha viví momentos muy buenos que me llevaron a ser un futbolista con una trayectoria linda y eso me permitió que me tengan como referente en el fútbol santiagueño, por lo que soy un agradecido.

Cómo fueron tus comienzos…

Yo no me inicié en el club, recuerdo que don Pimpo Luna nos tocaba el silbato en la esquina y todos los chicos estábamos ahí. Siempre nos llevaba a jugar los torneos interbarriales y para nosotros era todo felicidad. Esos fueron mis comienzos en el barrio Dorrego. Ya un poco más grande comencé a venir a la cancha a verlo a Central en la tribuna y después me animé a llegar. El estudio me jugó una mala pasada, mi mamá me presionaba mucho y no tuve mejor idea que elegir el turno tarde para ir al colegio, eso postergó mi debut. Me crié en una familia muy humilde, no teníamos muchos recursos y se vivía al día a día. No tenía un botín, y cuando venía al club si me prestaban unas zapatillas, agradecido. Hice inferiores, luego dejé de venir y volví en sexta división, jugando muy pocos partidos. Recuerdo que me escapaba del secundario para venir a jugar en la reserva, quería jugar, ya tenía esa pica. Veía que compañeros míos jugaban, me tentaba eso aunque no podía. Pero en cuarto y quinto año, vine a La Banda y alguna que otra siesta tiraba las carpetas y me venía a entrenar, como así también los domingos. La llegada a Primera se dio cuando el club estaba gerenciado, luego hubo un cortocircuito, ellos se van, y asume como DT el Nene Galván, quien en la semana me avisa que iba a estar entre los titulares. El domingo me tocó debutar como titular ante Central Córdoba como visitante y ganamos con un gol mío, de zurda (risas). Obviamente que uno nunca se olvida del primer partido.


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Sos el único jugador que logró ascender con Sarmiento y Central Argentino, ¿cómo fue ese conflictivo pase de Mitre al Profe?

Si hubiese sido por mí, nunca hubiera jugador en Sarmiento, porque desde chico decía que no iba a jugar ahí y no quería. Sucedió que luego de salir bicampeones con Mitre tras una gran campaña, me llegaron varias ofertas, entre ellas la de Sarmiento. Insistían pero yo me negaba, porque estaba loco por seguir jugando en Mitre, me gustaba ese club. El Profe Donaires (DT de Mitre en ese momento) me quería entrenando a a full, algo que era imposible por mi trabajo, aunque con el tiempo logré entender su decisión. Me voy por ese motivo, porque él quería que entrene por la mañana, cuestión que Sarmiento no me exigía. El primer tiempo me costó un montón, sobre todo en la calle, donde la gente de Central Argentino me lo hizo saber. Recuerdo que durante las primeras semanas me quise ir, me sentía muy incómodo, pero ellos mismos me comenzaron a acercar. El Mono (González) y Javier (Peyla) me miraban de otra manera ya y gracias Dios puede encajar y hacer muchos amigos. No me arrepiento, pero tenía la espina de haber ascendido allá y no con Central Argentino, hasta que se me dio el ascenso aquí y fue la frutilla del postre, me puedo morir feliz.


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Otro título que haya tenido un gustito especial…

En Mitre y en Unión Santiago. Unión fue un club muy especial para mí, siempre digo que es mi segunda casa porque me cobijaron cuando yo no estaba bien. Los campeonatos que obtuvimos fueron muy lindos. Y Mitre ni hablar, me quedo con la gente que es increíble.

Cuándo sentiste que no se les podía escapar el ascenso con Central Argentino…

En el vestuario en Fernández, en el momento de la arenga, les mostré un video del primer partido que jugamos aquí de esa final, que mostraba la locura de la gente ese día. Les dije que nosotros éramos los malditos que habíamos generado esa ilusión en la gente, no dejemos pasar esta oportunidad. Se sentía en el vestuario que los comíamos vivo a Inde, no nos importaba nada, el equipo iba a entrar a matar y así fue. Y lo ganamos jugando un buen fútbol, ni hablar del post partido, fue algo impresionante.

Algún técnico que te haya marcado…

Siempre nombro a tres entrenadores que me ayudaron y de los cuáles aprendí mucho. Uno es el Nene Galván, me gustaba mucho el fútbol que desplegaba, aparte fue muy especial para mí porque me hizo debutar. Otro fue Yoyi Ayuch, un técnico más psicológico, es muy comprensivo, habla y se interioriza bien en la vida personal del jugador, eso fue algo que no lo había visto en ninguno. Y después Kalu (Adrián Kalujerovich), que lo tuve en Sarmiento, Unión Santiago, Central Argentino y donde iba me quería llevar.


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Tus mejores goles...

Uno que le hice a Sarmiento el día que dimos la vuelta en la cancha de ellos, fue muy especial y lo recuerdo siempre, fue algo muy lindo. Otro gol especial fue uno que sirvió para el empate transitorio de Mitre en clásico en cancha de Central Córdoba. En Sarmiento también hice muchos goles pero me quedo con uno que fue tras un centro del Mono González, a cinco metros del círculo central, y le pego como viene, la pelota hace una comba bárbara y se mete, ese fue un golazo, contra Sportivo Fernández.

Un defensor que te haya costado…

Creo que por la rivalidad fue Javier (Peyla), ya que en un clásico siempre hay más roce y piernas fuertes. Además jugábamos bastante seguido y nos conocíamos.


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La anécdota que más recuerdes…

Fue en un partido que jugamos aquí contra Estudiantes. Nos citaron para el partido a las 16 pero yo entendí mal el horario y venía tranquilo de mi casa. Me paro como siempre en la esquina con mi bolsito viendo el partido de reserva. En un momento veo que comienzan a hacer cambios y dije, no puede ser que sea el primer tiempo, ahí caí. Me fui al vestuario y el Nene Galván me dice, “de donde viene usted hijo, porque llega a esta hora”, y lo primero que se me vino a la cabeza para responder fue “se me pasó el colectivo”. Me contestó que me “vaya afuera, ya está el equipo completo, en la semana vamos a hablar” (risas). Fue una cosa de locos.  

Cómo fue la noche de tu despedida…

Fue inolvidable, quizás no como me hubiese gustado, porque hacía mucho frío y llovía, lo que nos hacía pensar si la hacíamos o no. Pero terminé decidiendo que juguemos estemos como estemos, porque había compañeros que habían venido desde otras provincias para estar conmigo. Los amigos que estuvieron esa noche fue algo bárbaro y con los que no pudieron venir también siempre voy a estar agradecido, como así también con mi familia. Son esos momentos en el que te vienen miles de cosas. Fue algo inolvidable.