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Un santiagueño recibió la vacuna experimental de Oxford

Se trata de Pablo Berra, quien está radicado en Sudáfrica y su esposa contrajo coronavirus. Fue vacunado ayer con la vacuna que desarrollaron expertos de la universidad británica y que afirman es efectiva.

21/07/2020

Pablo Andrés Berra, un santiagueño que vive hace 12 años en Sudáfrica, se convirtió ayer en el primer argentino en recibir la vacuna experimental contra el coronavirus que desarrollaron expertos de la Universidad de Oxford en el Reino Unido.

Este santiagueño por adopción, que llegó a la provincia muy pequeño pero nació en Lomas de Zamora, fue seleccionado como voluntario por la Universidad de Witts de Sudáfrica, asociada en la investigación y recibió la vacuna ayer.

Berra, quien se desempeña como docente en un colegio especial Montessori, tiene a su esposa internada con Covid-19 y a diario debe visitarla. El estar expuesto al contagio, es uno de los aspectos que se tienen en cuenta para la elección de voluntarios para la vacuna.

“Afortunadamente pasé las pruebas de salud y he avanzado al siguiente paso que es la vacuna y ahora estoy en el control por doce meses”, declaró pocas horas después de haber sido vacunado en un laboratorio de la Universidad de Witts.


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A partir de ahora, deberá ser sometido a un seguimiento constante durante doce meses al igual que todos los voluntarios. "No solo debemos ir al laboratorio, sino estar conectados las 24 horas con el celular para tenerlos siempre informados de cualquier anormalidad. El laboratorio me ha dado termómetro y otros elementos, como una regla que la uso para ir midiendo el círculo en el hombro, donde pusieron la vacuna por si llegara a crecer. Si por ejemplo llegara a tener tos o cualquier malestar mínimo, debo llamarlos en el acto. Por doce meses también debo informar si viajo a otra provincia o país. Si quisiera dejar de participar en el programa, les aviso y listo, ellos no pueden preguntarme por qué. Uno tiene la libertad de retirarse”, relató.

Reveló además que, “de los que recibimos la vacuna, a la mitad se le aplica un placebo, pero ni el que aplica la vacuna ni el voluntario sabe si es la vacuna verdadera. Ambas tienen el mismo color”.

“Los estudios donde se utilizan placebos son una prueba para los científicos: si un nuevo tratamiento es sistemáticamente mejor que un placebo y es seguro, puede comercializarse, venderse y prescribirse. Una vez que la vacuna sea aprobada, se les aplicará gratis como agradecimiento a todos los voluntarios que hayan recibido antes el placebo”, precisó.