Este miércoles, el profesor René Galván relata un hecho muy particupar y poco conocido en la historia de Santiago: la caza de brujas.
Siglo XVIII, año 1725, En Santiago del Estero se registra el primer proceso judicial en el que una mujer es acusada de hechicera. Se trata de Antonia, apodada “la Parda” por su cruza de raza indígena con negra.
Cabe señalar que aquel entonces a las personas de razas negras se las comercializaba como si fueran un mero producto material. Es así que un antiguo propietario y examante de ella, la acusa de que su esposa se enferma gravemente por una brujería de su autoría.
Esta acusación tiene lugar porque a modo de antecedentes, se sabía que la madre de Antonia también había sido acusada y ejecutada por el delito de hechicera. Su hermana también había sufrido la misma acusación, pero ésta si había logrado escapar.
Desgraciadamente los registros no relatan el final de esta historia, pero Antonia podría haber tenido dos fines: ser ejecutada o encerrada en la cárcel.
El segundo caso ocurre en la localidad de Tuama, en el año 1761. Según relata el libro “Las Salamancas de Lorenza”, el alcalde Joshep Martinez manifiesta que su críada, María Antonia, comienza a enfermar con síntomas tan extraños como escalofríantes.
Martínez denuncia que la mujer queda muda y sufre la parálisis de algunos miembros del cuerpo. Pero el detalle más tétrico es que la criada exteriorizaba materiales extraños a través del vómito y de su vagina.
El juicio se traslada a la Capital de Santiago del Estero, donde Lorenza es torturada tres veces. En la última acusa a “Pancha”, otra india familiar de María Antonia. Ambas son enjuiciadas y encerradas en la cárcel, donde mueren al cabo de unos años.
El tercer registro es en 1921, cuando se realiza una encuesta a nivel nacional sobre cuestiones folclóricas de Santiago. En la misma un hombre de campo acusa a su amante de haber practicado magia o brujería para causarle un daño a su esposa. ¿El motivo? la envidia que ésta le tenía a la esposa del hombre. Si bien en ese entonces, la brujería no era delito, de igual manera la mujer es castigada a rebencazos y humillada públicamente.