El policial negro del sueco Stieg Larsson pronto fue un éxito. Y su heroína encarnó un “feminismo del siglo XXI”.
Por Daniela Pasik.
La novela que dio inicio a todo se llama, en su versión en español, Los hombres que no amaban a las mujeres y se publicó en Suecia, su país de origen, en agosto de 2005. Así que, feliz cumple, trilogía Millennium, ya tenés 15 años en el mundo. La historia de esta saga de policiales negros (no la trama de cada una) es casi como una Bella Durmiente, pero con final trágico. Nació bendita, bella, talentosa, éxito de ventas instantáneo, pero vino un hada maléfica, ofendida por no estar invitada a la fiesta, y maldijo al autor.
La trilogía, que se completa con La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire (también publicadas durante 2005), es del periodista sueco Stieg Larsson. Lector ávido del género, fue su primer intento como escritor, pero murió de un infarto a los 50 años pocos días después de entregar el último borrador a su editor. Nunca se enteró del éxito.
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La traducción al castellano del primer libro llegó en 2008, primero a España y casi automáticamente a América Latina, algo que a Larsson le habría gustado ver, ya que nadie en su entorno creía que fuera un buen escritor de ficción. Periodista, sí, indiscutible. Pero autor de policiales, no. Hasta se desparramaron sospechas de que no había él no había realmente creado las historias protagonizadas por la ya icónica Lisbeth Salander.
Para 2009 ya había una versión cinematográfica de cada una de las novelas, realizadas en Suecia, protagonizados por Michael Nyqvist como Mikael Blomkvist y Noomi Rapace como Lisbeth Salander. Nada guapos, bien rotosos, mucho más parecidos a los personajes de la novela. Un año después, las adaptaron como miniserie de seis capítulos, que fueron un suceso en su país. Nadie miraba otra cosa.
Stieg Larsson
Este hito de audiencia en Suecia también le habría gustado al autor, que desde los 70 peleaba y militaba contra los movimientos conservadores, y esa temática atraviesa como telón de fondo la trama de sus tres novelas. Como periodista, dedicó su vida a investigar y exponer a la extrema derecha en Suecia. Su archivo, considerado como el más nutrido de Escandinavia, se sigue usando por investigadores, historiadores y periodistas. Se concentró, desde los años 70 hasta su muerte en 2004, en desarmar a los grupos neonazis de su país.
La aventura hollywoodense
Rapidito salió al mundo la versión estadounidense de las tres películas. Tres tanques, Yellow Bird, Metro-Goldwyn-Mayer y Columbia Pictures, produjeron la adaptación de la primera novela. Larsson, que desde su juventud fue militante político y se declaraba trotskista, habría encontrado el modo de aprovechar el modo de poner pie en el ojo del capitalismo con su historia policial. Como cuando en los 80, cuando fue miembro de la agrupación Stop the Racism, iba con una cámara de fotos a cualquier manifestación de skinheads y documentaba todo para engordar su archivo con caras, símbolos, proclamas.
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La película estadounidense, La chica del dragón tatuado, dirigida por el gran David Fincher, se estrenó en 2011. Los protagonistas, el James Bond Daniel Craig y la auspiciosa Rooney Mara garantizaban un golazo. Pero no sucedió. Hubo una larga pausa y en 2018 se estrenó Lo que no te mata te hace más fuerte, una segunda parte que no recuerda ni su director, el uruguayo entonces ascendente en el género horror Fede Álvarez. La produjo la misma mega fusión de compañías generadoras de tanques taquilleros que la primera, con elenco internacional, pero menos hitero, y tampoco lo lograron. No habrá tercera parte. Ahí terminó la aventura fílmica en Hollywood.
Otra mano
A Larsson no le habría importado. Él quería escribir y había planeado una serie de diez libros. En una doble maldición, ante el éxito absoluto, en 2013 la editorial sueca Norstedts contrató al periodista y escritor David Lagercrantz para que continuara la saga.
Salieron tres novelas más, que son otra cosa, ni siquiera están basadas en los borradores inconclusos del verdadero creador. Lo que no mata te hace más fuerte (2015), El hombre que perseguía su sombra (2017) y La chica que vivió dos veces (2019) también se tradujeron al castellano y se editaron en 50 países. Y aunque fueron un pequeño suceso, fue solo un coletazo del esplendor inicial, el original.
Los porqué de un fenómeno
La trilogía Millennium de Larsson es uno de los fenómenos editoriales más importantes de los últimos tiempos. La primera de las novelas ganó el premio sueco Glass Key en 2006 y el mismo año la segunda obtuvo el premio a la Mejor Novela Criminal Sueca. La tercera también tuvo sus reconocimientos en 2008 y estos son solo algunos de los tantos laureles cosechados. Larsson nunca lo supo, menos aún que para julio de 2010 se convirtió en el primer autor en vender un millón de copias electrónicas de su trabajo en Amazon Kindle.
1. Un giro con sal y pimienta. A lo atrapante de las novelas, lo acompaña el mito alrededor de Larsson, el verdadero creador y quien, aunque nunca lo supo ni lo hubiera imaginado, dio un giro absoluto en el género negro. Le puso sal y pimienta a la novela nórdica, terminó de abrir una puerta hacia lo universalizable que venían entornando antecesores como Henning Mankell en los 90 con su Wallander y que sigue abriendo a patadas Camilla Läckberg.
2. Para ansiosos y gourmets. Los hombres que no amaban a las mujeres es un noir casi de manual, pero que se sitúa en medio de un fraude financiero internacional que incluye trata de mujeres y entrelaza a una familia rica tradicional. Leer el libro es como ver una película de suspense, pero con el plus de que juega estilísticamente con muchos aspectos de otros subgéneros del thriller. Es un éxito de ventas y de crítica porque tiene mordida para el que lee con voracidad de saber qué va a pasar, pero también para el gourmet del crimen, que puede encontrar ahí gemas y homenajes a figuras clave en la historia de la novela policíaca.

3.El nuevo feminismo. La protagonista absoluta de la saga es Lisbeth Salander, Liz. No el periodista varón, Mikael Blomkvist, que lleva adelante la investigación. Él parece el líder, pero en realidad es un Watson y ella, la piedra preciosa de cada historia, el hilo misterioso y atrapante que las une. “La cara del nuevo feminismo”, “una nueva heroína del siglo XXI” y “metáfora de la subversión cultural”, fueron algunas de las descripciones que hicieron las reseñas de la época del lanzamiento.
Y no es casual. Tiene que ver con el bello durmiente de Larsson. Trabajaba todo el día como periodista. Plenamente comprometido contra todo tipo de violencia, hizo un montón de libros de investigación sobre los grupos nazis de su país y las conexiones entre la extrema derecha y el poder político y financiero. Militaba por los derechos humanos. Además, amaba leer género negro y ciencia ficción. Escribió Millennium por las noches, prácticamente en secreto, robándole horas al sueño. Su materia prima fueron los intereses que lo llevaban a trabajar cada día y su tenacidad y pericia los puso en servicio de una de las mejores y más atrapantes ficciones policiales de lo que va del siglo.