Algunas de las principales características de las pieles grasas es que tienen poros muy dilatados y es propensa a la aparición de puntos negros.
La humedad y el aumento de temperatura la ponen de manifiesto: la piel grasa brilla, multiplica los puntos negros y se convierte en un problema. ¿Cómo saber si nuestra piel es grasa o no? Es un problema cosmético común que requiere de una serie de cuidados especiales para mejorar su aspecto. Por esto hay que pasar revista a los consejos que pasan de boca en boca, desmitificarlos y encontrar un tratamiento adecuado. Uno de los más comunes es creer que la piel grasa no necesita hidratación y es un error. Lo primero es diagnosticar, definir el tipo de piel y ver cómo se puede tratar.
Para poder controlar la piel del tipo grasa de forma adecuada, es necesario, primero, conocer e identificar sus características: tienen poros dilatados y muy visibles, es propensa la aparición de puntos negros y espinillas, hay exceso de brillo y la textura es grasosa al tacto. Es más común observarlas en la zona T de la cara, es decir, en la frente, la nariz y el mentón.
La piel se vuelve grasa cuando las glándulas sebáceas producen cantidades excesivas de sebo. Esto puede deberse a factores genéticos y hormonales, y hasta por la temperatura ambiental. Además, la piel es un reflejo de lo que comemos, y esto afecta a las hormonas. Por eso hay que evitar los chocolates, hidratos de carbono y lácteos.
"La clave en busca de la solución es lograr un equilibrio entre una excesiva secreción sebácea y la humedad natural de la piel", dice la doctora Cristina Pascutto, dermatóloga y presidenta de la Sociedad Argentina de Dermatología. Sin embargo, añade que ese equilibrio es condicionante debido a que no se puede modificar de manera definitiva; no obstante, es posible implementar ciertos recursos para mejorarla.
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Para higienizarla diariamente es mejor utilizar productos que actúen en la liberación de impurezas y minimizar el exceso de sebo, pero sin secar ni irritar la piel. Hay varias opciones en función de los hábitos de cada uno: jabón dermatológico, geles y lociones micelares. Es normal suponer que cuanto más se higieniza la cara, menos oleosidad habrá. Pero lo recomendable es no hacerlo más de dos veces al día para no obtener el efecto contrario, que es estimular la producción de sebo.
Hay quienes no quieren usar crema hidratante porque creen que engrasarán aún más su piel. Esto es un error. Pascutto asegura que, como todos los otros tipos de piel, la seborreica tiene necesidad de ser hidratada. "Hay que elegir una crema que permita disminuir su aspecto brilloso y matificarla", afirma. Lo recomendable es escoger productos hipoalergénicos, no comedogénicos, oil-free formulados para pieles grasas o con tendencia acneica.