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Se cumplen 30 años del video de la polémica de Michael Jackson: violencia, la mano en la entrepierna y censura

Fue el primer corte de su disco Dangerous, el segundo más vendido de su carrera. Las exigencias a MTV. Los caprichos del Rey del Pop. El comienzo de las sospechas de abuso de menores.

14/11/2021

Hace treinta años se estrenaba el video de Black or White de Michael Jackson. Era el primer corte de su nuevo disco, Dangerous. Cualquier cosa que estuviera relacionada con Michael Jackson generaba expectativa. Pero en este caso eso se multiplicaba por varios factores. Era el primer tema nuevo en mucho tiempo. Luego de casi quince años, su productor ya no sería Quincy Jones: Michael buscaba un nuevo sonido –y no compartir el crédito con nadie-. Los videos de sus canciones fueron corriendo el límite cada vez un poco más. Beat it, Thriller como una película, Scorsese y Bad, el paso imposible de Smooth Criminal. A partir de él, ya no sólo eran piezas de promoción que empujaban los temas en los charts. Él les dio una nueva dimensión y les proporcionó al mismo tiempo autonomía y los convirtió en indispensables para que una canción se difundiera. El otro aspecto que llamaba la atención era la estrategia de lanzamiento nunca antes intentada: se estrenaría simultáneamente en cada cadena musical y en una de noticias.

Black or White, el video (y también la canción) es un menjunje que contiene gran pop, coreografías perfectas, a Macaulay Culkin, Rap, violencia, movimientos lascivos que la gente acusó de procaces, censura, los Simpson, efectos especiales sorprendentes y varias cosas más.

Michael Jackson no quería sólo un video. Quería que su regreso fuera con una pequeña película. Recurrieron a John Landis. Una elección lógica: él había dirigido Thriller siete años antes. Lo razonable sería suponer que John Landis aceptó de inmediato la propuesta. Su carrera cinematográfica se había estancado y el trabajo podría relanzarlo como había pasado antes. Pero no fue así. Aunque parezca mentira todavía le debían mucho dinero de la filmación de Thriller. Las negociaciones fueron arduas. Landis consiguió que se cancelara parte de la deuda (el resto lo cobró ya muerto el cantante) y que le pagaran el nuevo trabajo al final de cada semana.

Habían planificado un mes de rodaje. La idea original era un poco de baile de Michael (todos querían verlo bailar) y después los fuegos artificiales de los primeros planos de las caras transformándose en otras. Ese, para la época, era un efecto complejo, novedoso y muy caro. Salía más de 100.000 dólares y llevaba mucho tiempo, por lo que se suponía que la posproducción era lo que más tardaría. Para tomar noción del costo del efecto especial: el valor promedio de un video hasta que Michael triunfó con Thriller era de 50.000 dólares. Jackson y Landis pulverizaron esos presupuestos gastando más de un millón (veinte veces por encima del promedio de época) en Thriller. Pero después de ese video ya nada sería igual.

Michael Jackson Michael Jackson

Hoy cualquiera con un sencillo programa puede en su casa hacer que las caras transmuten en otras. En ese tiempo se trató de un desafío técnico. Y se creía que en eso bastaría.

Pero nadie tenía en cuenta que se trataba de Michael Jackson.

Landis recuerda que alguien en una reunión previa le dio a entender que lo habían buscado a él no tanto para replicar el fenómeno de Thriller sino para que con su oficio y conocimiento del artista consiguiera que no se notara tanto que Jackson estaba loco.

Sus caprichos, elecciones súbitas y cambios de dirección enloquecían a todos. La megalomanía ya presente antes había tomado dimensiones monstruosas. Cada vez que creían que ya estaba cerrado el guión, que la producción había conseguido todo lo que necesitaban, Michael llegaba con una exigencia nueva. Algunas de ellas, disparatadas. Era como si dentro del video quisiera poner todo lo que le interesaba y todo lo que estaba de moda. John Landis narró mucho después las dificultades del rodaje debido a la conducta errática del cantante (y que años después le volvieron ofrecer un trabjo con él pero que ya no aceptó: era una persona diferente, no tenía nariz, estaba como ido y su discurso era incoherente).


Harían más que un video, sería una pequeña película. Para eso estaba Landis ahí. Hasta Thriller, los videoclips eran asunto de publicistas. Nada raro: esas piezas visuales se creaban para vender canciones. Entre otros de los aspectos de la industria que revolucionó Jackson el de los videos y la inclusión de los directores (Landis, Scorsese, John Singleton, Spike Lee).

La pieza visual contaría con un gran número de invitados estelares. Algo que terminó sucediendo en casi todos los videos de Dangerous. Michael Jordan, Iman, Eddie Murphy, Magic Johnson, Naomi Campbell entre otros.


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En Black or White participaron el actor de Cheers George Wendt, Tyra Banks, Tess Harper y Macaulay Culkin. La estrella infantil y Michael (si esto fuera Twitter, la frase hubiera dicho: “La estrella infantil y Culkin…”) se convirtieron en grandes amigos. Una de las innumerables postergaciones a las que Michael sometió al rodaje se debió a que no aparecía por ningún lado. Todo el equipo lo esperó más de cuatro horas. Cuando apareció lo hizo junto a Macaulay. Estaban cargados de bolsas y se reían a carcajadas. Se habían escapado a la juguetería Toy R Us y habían gastado más de 50.000 dólares.

La participación de Culkin se suma a la del niño Wade Robson bailando. Robson, quien luego se convertiría en un importante coreógrafo, junto a Macaulay fue uno de los que apenas saltaron las denuncias por abusos a niños contra el cantante declararon en sede judicial en su favor. Pero Wade Robson, muchos años después, ya adulto, demandó a la sucesión del cantante y es uno de los que en Leaving Neverland brinda testimonio estremecedor sobre la relación con Jackson y los abusos de los que habría sido víctima.

La lista de invitados reservaba una sorpresa y un gran nombre para el final: Los Simpson. Recientemente aparecidos, convertidos en una sensación, Michael se dio el gusto de incorporarlos a esa mescolanza aleatoria en la que se convirtió Black or White. Otro día de rodaje, Michael llegó tres horas tarde. Estaban citados para las 17 hs y él llegó a las 8 de la noche. Apenas arribó se pusieron a trabajar. Pero 20.30 el cantante ordenó que todo se detuviera. Hizo una leve seña a un asistente y una pantalla enorme se desplegó al final del set. Todo el equipo tuvo que sentarse junto a Michael a ver el capítulo estreno de los Simpson que se estaba emitiendo en ese momento.

Michael Jackson Michael Jackson

Para completar la mescolanza, ese pastiche que en otro caso hubiera sido absurdo, pero que convirtió a Black or White en un suceso planetario está la parte musical. Se escucha la guitarra de Slash tratando de remedar aquello que Edie Van Halen hizo en Beat It (aunque acá el guitarrista de Guns & Roses toca en la introducción; el solo de la mitad del tema no es de él) y también hay un rap interpretado por el productor y co autor Bill Bottrell. Como si todo lo que estuviera dando vuelta por ahí Michael Jackson lo intentó meter en la canción para sonar actual, una de sus grandes obsesiones.

El tema, sin embargo, no representa tanto el sonido del disco en el que impera el estilo que estaba de moda, el nuevo sonido negro del momento: el New Jack Swing que fue traído al álbum por uno de sus mayores exponentes, Teddy Riley.

Dangerous fue un éxito enorme aunque a veces se lo olvide. Reflejado en Thriller todo parece pequeño. Pero el álbum lideró los charts de todo el mundo y vendió 32 millones de copias. El segundo disco más vendido de la carrera de Michael. Estuvo muchas semanas como número uno en Estados Unidos y empezó 1992 liderando por varias semanas. Fue reemplazado en la cima por Nevermind de Nirvana. El pop de los 80 quedaba atrás con la aparición del grunge. Una señal irrefutable del cambio de época. A partir de ese momento ya no volvería a ser lo mismo.

Black or White, también, es un exponente de la tendencia de Jackson, que se exacerbó a partir de Dangerous de hacer canciones con mensajes explícitos, sin necesidad de leer entrelíneas, sin demasiada sutileza pero de alto impacto. En este caso es el del racismo y la igualdad de todas las personas.

La relación entre Michael Jackson y MTV había empezado con muchas complicaciones. Hubo acusaciones de racismo, presiones de Walter Yetnikoff, el líder de la discográfica, recelos y el triunfo total de Michael con la serie de videos del álbum Thriller. Billie Jean, Beat It, el que da título al álbum. Este estuvo a punto de no filmarse. Creyeron que el disco ya había dado todo lo que tenía para dar. Además había una norma no escrita en la industria: no más de dos videos por álbum. Pero Michael insistió, gastó más de un millón de dólares y consiguió cambiar la industria para siempre. Sus videos ya no se pasaban en Heavy Rotation sino que aparecían todo el tiempo en pantalla. Llegaron a pasarlos dos veces en una misma hora.

Para la época de Dangerous la relación entre la cadena y la estrella eran más fluidas. Pero principalmente se había invertido la relación de fuerzas. Todos debían ir al pie de Michael. Tanto es así que exigió ser tratado de una manera especial por MTV. Hacía tiempo que Jackson quería un apodo que estuviera a su altura, que le hiciera justicia. Si Bruce Springsteen era el Jefe y Elvis el Rey, él también quería uno que estuviera a su altura. Quería el título de rey pero ya estaba ocupado. Sin mucha imaginación alguien propuso El Rey del Pop y a Michael le encantó. Así que en las negociaciones con la cadena televisiva una de las condiciones a considerar fue ser mencionado con ese apelativo. Circuló un memo interno que obligaba a todos los Vjs de MTV a mencionar al menos dos veces por semana a Michael Jackson como El Rey del Pop. Cuando eso sucedía debían consignarlo en una planilla para que fuera más sencillo buscar las grabaciones de la mención cada vez que los asistentes del cantante lo pidieran para comprobar si el convenio se cumplía.

Sin embargo, nada de esto le aseguró a MTV la exclusiva del video de Black or White. Era muy esperado. Hacía varios años que no había nuevas canciones de Michael. Y se sabía que el clip sorprendería. Black or White se estrenaría en simultáneo en cuatro lugares diferentes.

El primer movimiento fue extraño. La canción apareció dos días antes en las radios de todo Estados Unidos. En ese momento en el que se creía que sin video no había canción, Michael lanzó el tema a ciegas. Se convirtió en un éxito de inmediato y sólo aumentó la expectativa de la aparición de la pieza visual.

El estreno de Black or White fue el 14 de noviembre de hace treinta años. En Estados Unidos se vio en MTV, VH1, BET y FOX. Al mismo tiempo se estrenó en una treintena de países. El estreno simultáneo, algo que no se había intentado hasta el momento, fue una fenomenal decisión de marketing. Se calcula que la audiencia superó los 500 millones de espectadores.


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Las reacciones fueron muy variadas pero también muy contundentes. Hubo admiración, fanatismo, fastidio, indignación. El video empezaba con Macaulay Culkin, una pelea con su padre de ficción, un acorde puesto a volumen “¿Usted está loco?” y un padre volando al espacio. Luego Michael bailando en diferentes lugares del mundo, con distintas etnias, el mensaje de integración, una nueva imagen con esa remera blanca, los pasos perfectos, las caras transformándose. Después cuando la canción finaliza, cuando parece que todo terminó hay otro efecto técnico, otra transformación. Una pantera negra muta en Michael. Ahí comienza lo inquietante. Hay violencia, roturas de vidrios, vandalismo y Michael restregándose los genitales casi obsesivamente. La primera vez que hizo ese movimiento en el set, llegó de inmediato el grito del director John Landis: “¡Corten!”. Pero toma tras toma, Michael repetía los movimientos, dotándolos de más lascivia cada vez. Landis fue a hablar con él. El argumento del cantante fue contundente: “Madonna y Prince lo hacen todo el tiempo”. Landis intentó explicarle que él era diferente: “Ellos transpiran sexo y vos para el público sos Mickey Mouse”. Michael hizo una pequeña encuesta. El coreógrafo le dijo que le parecía demasiado. Pero su representante aprobó, así que siguió adelante. Landis contó que él no estaba de acuerdo pero al ver las reacciones del público entendió que Michael había conseguido lo que buscaba: concentrar la atención sobre él.

Las escenas de vandalismo, que tenían un aire a las del final de Haz lo Correcto de Spike Lee, molestaron por su violencia. Nadie esperaba eso de Michael. Pero él veía que la sociedad era otra y que el consumo iba cambiando hacia temáticas más duras, más realistas (el años siguiente ocurriría los riots por Rodney King) y el hip hop y el gangsta rap ganaban espacios. Pero en él parecía forzado, casi una parodia.

Eso no fue obstáculo para que la polémica se desatara. MTV no volvió a emitir el video completo. En muchos lados cercenaron las escenas de violencia. Y hasta tuvieron que agregar digitalmente grafitis (del KKK, racistas y hasta nazis) en las vidrieras que él destrozaba para justificar la furia.

Pero eso, más allá de los cientos de notas, las tapas de revistas, las discusiones públicas, las manifestaciones de los fans, los informes especiales en los noticieros televisivos, las polémicas que no parecían acallarse, no importó demasiado. Michael había logrado lo que buscaba: de nuevo todo el mundo hablaba de él. Por algo era el Rey del Pop.